“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).

PLANTAR Y COSECHAR

lunes 8 de febrero, 2016

El tema del Gran Conflicto está implícito en la parábola de Jesús acerca del sembrador. La enumeración de cuatro tipos de respuesta al mensaje del evangelio indica que hay más que solo personas “buenas” y “malas” en el mundo. La vida es más compleja que eso, así que necesitamos ser cuidadosos respecto de la forma en la que nos acercamos a quienes no parecen responder al evangelio como pensamos que deberían hacerlo.

Lee Mateo 13:3 al 8, y luego los versículos 18 al 23. ¿De qué manera podemos ver claramente la realidad del Gran Con icto revelada en esta historia?

La batalla por las almas es real, y el enemigo usa cualquier medio que puede para alejarlas de la salvación. Por ejemplo, en el contexto de la semilla que cae junto al camino, Elena de White escribió: “Satanás y sus ángeles se encuentran en las reuniones donde se predica el evangelio. Mientras que los ángeles del cielo tratan de impresionar los corazones con la Palabra de Dios, el enemigo está alerta para hacer que no surta efecto. Con un fervor solamente igualable a su malicia, trata de desbaratar la obra del Espíritu de Dios. Mientras Cristo está atrayendo al alma por su amor, Satanás trata de desviar la atención del que es inducido a buscar al Salvador” (PVGM 26).

Uno podrá preguntar: ¿Por qué el labrador no puede ser más cuidadoso y no desperdiciar semillas, al arrojarla al camino? ¿Por qué no es más diligente en eliminar las rocas? ¿Por qué no arranca las malezas?

Cuando se siembra la semilla del evangelio, el esfuerzo humano siempre es limitado. Tenemos que sembrar en todas partes. No somos jueces de lo que es un buen terreno o un terreno malo. La aparición de la maleza sencillamente indica que no somos capaces de impedir que el mal surja en los lugares menos esperados. El Señor de la cosecha trabaja detrás de la escena y asegura que todos los que puedan salvarse sean salvos. Nosotros hacemos nuestra tarea y debemos aprender a confiar en que él hará la suya.

¿En qué situaciones podemos ver la realidad de esta parábola? ¿Por qué, a veces, no encontramos con las siguientes situaciones?: personas recientemente bautizadas se van de la iglesia, otras sencillamente no muestran ningún interés y otras llegan a estar firmemente arraigadas en la fe.