“Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Cor. 15:54).

LA IGLESIA COMO UN CUERPO

martes 01 marzo, 2016

Las funciones de la iglesia están claramente delineadas en 1 Corintios 12. Aquí encontramos que la iglesia se asemeja a un cuerpo, donde la función de cada miembro está claramente especificada y ellos operan juntos como un todo armonioso (1 Cor. 12:12).

Lee 1 Corintios 12:14 al 26. ¿Cuál es el mensaje esencial de este pasaje?

Pablo habla de una manera aparentemente ridícula, preguntándose qué pasaría si un pie o una oreja dijeran que no son parte del cuerpo. Luego, va más allá al preguntarse qué sucedería si todo el cuerpo fuera ojo u oído (1 Cor. 12:17). Imagínate una gran oreja abriéndose paso por la habitación, diciéndonos “¡Hola!” Aunque suena ridículo, de hecho ocurre cuando la gente trata de controlar a la iglesia como si fuera de su propiedad.

Previamente, Pablo bosqueja diversas actividades de la iglesia, describiendo cada una como un don del Espíritu Santo. Hay quienes hablan con sabiduría y quienes conocen mucho de las Escrituras (1 Cor. 12:8). Algunos tienen una fe que inspira a todos y otros tienen un toque sanador (vers. 9). Hay obradores de milagros, personas con percepciones proféticas, los que pueden distinguir claramente entre el bien y el mal, y aquellos que pueden atravesar las barreras del lenguaje (vers. 10). Nota que los individuos no son los que deciden cuál es su propia habilidad. En cambio, el Espíritu Santo elige individualmente a cada uno de ellos, para edificar y producir unidad en el cuerpo, la iglesia (vers. 11-13). Pablo repite: Dios es el que decide dónde le corresponde estar a cada miembro (vers. 18).

Sin embargo, lo más importante es que, a pesar de los muchos miembros, hay solo un cuerpo; cada miembro está vitalmente vinculado a todos los demás, aun los que no se consideran a sí mismos como de mucho valor (1 Cor. 12:20-24). Esta interdependencia se manifiesta cuando los dolores y las alegrías son compartidos (vers. 26).

Algunas personas sufren de enfermedades autoinmunes, que son aquellas en las que una parte del cuerpo percibe a otra como enferma y, entonces, se ataca a sí mismo al atacar a esa parte. Estas enfermedades pueden ser debilitantes y, a veces, incluso fatales. Considerando los textos para hoy, ¿cómo trabaja el enemigo para socavar el cuerpo y de qué manera podemos ser usados por Dios para ayudar a detener este ataque?

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