“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo ad- quirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9).

Conclusión

viernes 11 de marzo, 2016

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Los burladores dicen: “Todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Ped. 3:4). Nada nuevo; lo mismo dijeron antes del Diluvio. “A medida que transcurría el tiempo sin ningún cambio visible en la naturaleza, los hombres cuyo corazón a veces había temblado de temor comenzaron a tranquilizarse. Razonaron, como muchos lo hacen hoy, que la naturaleza está por encima del Dios de la naturaleza, y que sus leyes están tan firmemente establecidas que el mismo Dios no podría cambiarlas. Alegando que, si el mensaje de Noé fuese correcto, la naturaleza tendría que cambiar su curso. [...] Demostraron su desdén por la amonestación de Dios haciendo exactamente las mismas cosas que habían hecho antes de recibir la advertencia [...]. Afirmaban que, si fuese cierto lo que Noé había dicho, los hombres de fama, los sabios, los prudentes y los grandes lo habrían comprendido” (PP 84). Hoy, “los grandes hombres” dicen lo mismo: las leyes de la naturaleza son fijas y todo sigue como antes. Eso es lo que enseña la teoría del evolucionismo: la vida apareció por medio de procesos naturales que pueden ser explicados, en principio, mediante la operación de leyes naturales que un día la ciencia nos explicará plenamente, sin necesidad de una deidad. Los “grandes hombres” de entonces se equivocaron, y también se equivocan los de hoy. Por eso, Pablo escribió: “Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios” (1 Cor. 3:19). Así fue en el tiempo del Diluvio y en el tiempo de Pedro, y así ocurre también en nuestros días y sucederá en el futuro.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. A pesar de todas las razones que tenía Pedro para creer en Jesús, seguía enfatizando “la palabra profética más segura”. ¿Por qué es tan importante la profecía para nosotros? ¿De qué modo la profecía ayudó a demostrar que Jesús era el Mesías en su primera venida? ¿Qué esperanza nos da para su segunda venida? Después de todo, sin profecía, ¿cómo podríamos saber que hay una promesa y una Segunda Venida?
  2. A veces pensamos que la presión de los pares solo la tienen los adolescentes y los jóvenes. Sin embargo, eso no es correcto. Todos queremos ser apreciados y aceptados por nuestros pares: “tendremos una mejor oportunidad para ser testigos si nos aprecian”, y sería lo opuesto si no nos apreciaran. En el deseo de agradar, ¿cómo podemos protegernos para no entrar en componendas con nuestras creencias? ¿Por qué esos compromisos son más fáciles de lo que pensamos?