“Él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mat. 1:21).

UN LIBRO DE GÉNESIS

domingo 27 de marzo, 2016

“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David” (Mat. 1:1).

Desde el mismo comienzo, Mateo llama a su obra un “libro” (del griego biblos, que puede significar un “escrito sagrado”), un “libro de la genealogía” o de los antepasados de Jesús. De hecho, la palabra griega traducida como “genealogía” o “generación” viene de una palabra que puede ser traducida como “génesis”. Por eso, se puede decir que Mateo comenzó su evangelio con “un libro de génesis”.

Así como el Antiguo Testamento mismo comienza con un libro sobre la creación del mundo, Mateo (y por ende, el Nuevo Testamento mismo) comienza con un libro acerca del Creador mismo y de la obra de redención que solamente el Creador podía realizar.

¿Qué nos indican los siguientes textos acerca de Jesús? Juan 1:1-3; Heb. 1:1-3; Miq. 5:2; Mar. 12:35-37.

“Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era la ‘imagen de Dios’, la imagen de su grandeza y majestad, ‘el resplandor de su gloria’ [...].

“Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible” (DTG 11).

Sin embargo, la divinidad de Cristo no ocupaba el lugar principal en el pensamiento de Mateo, en contraste con Juan (ver Juan 1:1-4), quien inmediatamente escribe acerca de esta divinidad antes de comenzar a tratar el lado humano de Jesús (ver Juan 1:14). En cambio, Mateo se concentra mucho en la humanidad de Cristo: Jesús como ‘el hijo de David, el hijo de Abraham’. Luego repasa, desde Abraham, el linaje de los antepasados humanos de Jesús hasta su nacimiento, todo con el deseo de mostrar a sus lectores que Jesús de Nazaret era realmente el Mesías predicho en las profecías del Antiguo Testamento.

Por supuesto, la familia y los antepasados son importantes. Al mismo tiempo, en cuanto al evangelio se refiere, nuestros padres, o abuelos o cualquiera de nuestros antepasados son irrelevantes. Entonces, ¿qué es importante aquí, y por qué? Ver Gál. 3:29.