“Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? (Mat. 9:5).

TOCAR A LOS INTOCABLES

domingo 17 abril, 2016

Después del Sermón del Monte, donde describió los principios del Reino, Jesús volvió a encontrarse con el reino de Satanás, con personas arruinadas y con principios contrarios a los divinos. Uno de los mayores ejemplos de la miseria que había en el ámbito de Satanás era la lepra. Aunque en el caso de María se usó como una forma de castigo divino (ver Núm. 12:9-12), en el contexto amplio de la Biblia es un ejemplo de lo que significa vivir en un mundo caído.

Lee Mateo 8:1 al 4. ¿Qué importancia tiene el hecho de que Jesús tocara al enfermo (ver, por ejemplo, Lev. 13:44-50)?

El leproso se arrodilló delante de Jesús y le dijo: “Si quieres, puedes limpiarme”. La palabra griega para “puedes” es dúnamai, de donde viene “dinamita”. Significa “lleno de poder”. “Si quieres, estás lleno de poder y puedes cambiar mi vida”. Jesús estaba dispuesto a sanar al leproso, e inmediatamente lo hizo.

El que Jesús lo tocara debió de haber erizado la piel de la gente que lo vio. Así como lo hizo en otras ocasiones (como la siguiente curación registrada), Jesús podría haber hablado, y el hombre habría sanado. ¿Por qué lo tocó, entonces?

“La obra de Cristo al purificar al leproso de su terrible enfermedad es una ilustración de su obra de limpiar el alma de pecado. El hombre que se presentó a Jesús estaba ‘lleno de lepra’. El mortífero veneno impregnaba todo su cuerpo. Los discípulos trataron de impedir que su Maestro lo tocase, porque el que tocaba a un leproso se volvía inmundo. Pero, al poner su mano sobre el leproso, Jesús no recibió ninguna contaminación. Su toque impartía un poder vivificador. La lepra fue quitada. Así sucede con la lepra del pecado, que es arraigada, mortífera e imposible de ser eliminada por el poder humano” (DTG 231).

Al tocar al leproso, Jesús mostró que, no importa cuán malo sea nuestro pecado, él se acerca a quien está dispuesto a ser perdonado, sanado y purificado de él.

¿A quién conoces que está sufriendo lo que hoy consideramos como “lepra”; es decir, cualquier cosa que hace que la gente se aparte con horror de él? ¿De qué modo el ejemplo de Jesús te ayuda a comprender cómo relacionarte con esa persona?

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