“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Mateo 16:15

“TÚ ERES EL CRISTO”

domingo 15 de mayo, 2016

Imagina lo que debió de haber significado para Pedro (había estado con Jesús casi desde el principio) presenciar un evento increíble tras otro: curaciones, expulsión de demonios, alimentación de multitudes, enseñanzas sorprendentes, control sobre la naturaleza, resurrección de muertos y el caminar junto con él sobre el agua. ¿Qué preguntas (como “¿Por qué permitió Jesús que Juan el Bautista tuviera un fin tan deshonroso?”) habrán estado en la mente de Pedro cuando veía cosas que nadie había visto jamás? Después de todo, Jesús era Dios en carne humana, y vivió y ministró a la humanidad en la carne (Gál. 4:4; Heb. 7:26; Isa. 9:6; Luc. 2:10, 11). Por eso, sus discípulos habrán tenido muchas experiencias singulares.

Lee Mateo 16:13 al 17. ¿Qué les preguntó Jesús a sus discípulos? ¿Qué significa que Pedro fuera, según el registro, el único que le respondió? ¿Por qué su respuesta es tan vital?

La declaración de Pedro acerca de Jesús como “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (vers. 16) es uno de los puntos más significativos en todas las Escrituras. Pedro lo llamó “el Cristo”, “el Ungido”, y con esta confesión estaba diciendo (correctamente) que Jesús era el Mesías, el que había venido en cumplimiento de las promesas del pacto hecho a Abraham; y luego, a Israel (ver Gál. 3:16).

Además, Pedro proclamó a Jesús como el Cristo en la región de Cesarea de Filipo. Esta era una región gentil. En días anteriores, Pedro había visto a Jesús ocuparse no solo de los judíos, sino también de los gentiles. Con la ayuda del Espíritu Santo, Pedro reconoció que Jesús era alguien mucho mayor que un profeta, como otros sugerían. Su ministerio se extendía mucho más allá que el de Juan el Bautista, de Elías o de Jeremías. En realidad, abarcaba a toda la humanidad; por eso, Jesús se llamó a sí mismo “Hijo del Hombre”, mostrando su identificación personal con todos los seres humanos. Pedro todavía tenía mucho que aprender acerca de Jesús, y de la plenitud y universalidad de lo que había venido a hacer.

¿Qué ha hecho Jesús en tu vida que podrías usar para testificar a otros? ¿Por qué siempre es bueno mantener estas cosas ante ti y compartirlas?