UNA OBRA HERMOSA
Llegamos a los días finales de la vida de Jesús sobre la Tierra. Todavía tiene que ir a la Cruz, resucitar y revelarse como el Salvador del mundo. Aunque los que siguieron a Jesús lo apreciaban, aún tenían mucho que aprender acerca de quién era él y todo lo que él haría por ellos. Mirando hacia atrás, con la Biblia entera y las explicaciones de Pablo acerca de la muerte expiatoria de Jesús, sabemos más acerca de lo que Jesús había estado por hacer en favor de nosotros que lo que sabían sus seguidores en esos momentos.
Lee Mateo 26:1 al 16. ¿Cuál es el significado de este don, y qué nos enseña acerca de nuestra relación con Jesús?
Mateo ubica la historia del ungimiento de los pies de Jesús (que probablemente ocurrió antes de su entrada triunfal) dentro de la creciente conspiración para matarlo. Mientras que algunos de su pueblo hacían planes de dañarlo, otros le dieron un amor y una devoción irrestrictos, como hizo María al derramar el “vaso de alabastro de perfume de gran precio” (vers. 7).
Mientras que los discípulos lamentaban el desperdicio, Jesús calificó lo que ella hizo como “una obra hermosa” (NVI). Con esta acción, la mujer estaba revelando la profunda emoción que había en su corazón hacia Jesús. Aunque ella seguramente no sabía todo lo que eso significaría, comprendió que debía mucho a Jesús, y por ello quería también devolverle mucho. Tal vez había oído las palabras de Jesús: “Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Luc. 12:48). Entretanto, los discípulos, que seguramente de lo que Jesús había hecho habían visto más que aquella mujer, no lo comprendieron.
“Aquel ungimiento fue un símbolo del rebosante corazón de la dadora; fue una demostración externa de un amor alimentado por corrientes celestiales hasta que desbordó. Y ese ungimiento de María –que los discípulos llamaron derroche– se repite mil veces en los sensitivos corazones de otros” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 5:1.076).
¿Qué nos enseña esta historia sobre las posibles reacciones frente a lo que Jesús nos ha dado? Usando nuestro libre albedrío, ¿qué “hermosa” obra podemos rea- lizar en respuesta a lo que hemos recibido de él?