EL PAPEL RESTAURADOR DE LA IGLESIA
Como hemos visto, aunque fue creado perfecto, nuestro mundo cayó, con resultados devastadores. Pero Dios no nos abandonó a lo que debía ser nuestra suerte, la destrucción eterna (la suerte que la ciencia dice que nos espera). En cambio, aun antes de que el mundo comenzara, se formuló el plan de salvación (ver 1 Ped. 1:2) y, con un enorme costo personal, Jesús vino a este mundo, sufrió la cruz y prometió regresar. Y, cuando ese momento llegue, y el pecado sea destruido, el mundo que se había perdido estará plenamente restaurado.
No obstante, lo asombroso es que Dios llama a su iglesia, ahora mismo, a desempeñar un rol en la obra de esta restauración.
Lee, en Marcos 2:1 al 12, la historia de cómo algunos amigos llevaron a un paralítico a Jesús. ¿De qué modo esta historia ilustra el papel de la iglesia en sanar y restaurar a las personas?
La casa estaba atestada porque Jesús estaba en ella. Su amor atraía a multitudes. Los cuatro hombres abrieron un gran orificio en el techo para bajar a su amigo –enfermo espiritual, mental y físicamente– y colocarlo frente a Jesús. Este lo restauró perdonándole sus pecados, dándole paz mental, y ordenándole que se levantara y caminara. Jesús demostró que ninguno está realmente sanado a menos que esté integralmente restaurado.
Lee Juan 10:10 y 1 Juan 3:8. ¿De qué manera describe Juan la razón por la que Cristo vino a la Tierra? ¿Qué esperanza podemos obtener de estas promesas?
Se ha dicho que Juan 10:10 es el mensaje adventista del séptimo día en una cápsula. Fue la declaración de misión de Cristo. Un rol importante para el cuerpo de Cristo, su iglesia, es seguir en sus pisadas, deshacer las obras del diablo y reemplazar la muerte con vida abundante (ver Hech. 10:38; 1 Juan 2:6). La iglesia es llamada a participar con Cristo en llevar a la gente a una restauración física, mental y espiritual de la imagen de Dios en ellos.
¿Qué personas necesitan ahora mismo tu ayuda, una que estés equipado para dar?