“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gén. 1:26).

Conclusión

viernes 8 de julio, 2016

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Temperancia y el régimen alimenticio” y “La disciplina”, La educación, pp. 202-206, 287-290; “Necesidad de dominio propio”, Consejos sobre el régimen alimenticio, pp. 86, 87; y “Los principios de la mayordomía” y “Compartiendo los gozos de los redimidos”, Consejos sobre mayordomía cristiana, pp. 117-119, 363-366.

Actualmente nos resulta muy difícil, inmersos en un mundo caído, imaginarnos lo que hemos perdido con la Caída. Esta Tierra es todo lo que conocemos, y si no fuera por la Palabra de Dios, que nos revela nuestros orígenes, y el origen del pecado, la muerte y el mal, los daríamos por sentado como parte de la vida. Pero, la historia de la Caída nos muestra que las cosas tenían que ser como son. Génesis dice que Adán y Eva debían tener dominio sobre el mundo pero que, después de haber pecado, cambió su relación con el mundo porque cambiaron tanto ellos como el mundo físico. El dominio del que habían gozado se perdió, y las consecuencias llegaron a ser enormes. “Las espinas y los cardos (Gén. 3:17, 18), la repercusión del Diluvio (7:12), el desierto [...] y el clamor de la Tierra por liberación (Rom. 8:19-22) son algunas de las ilustraciones que la Biblia usa para describir el impacto del pecado en el mundo” (TTA 289). ¡Cuán agradecidos debemos estar por el plan de salvación, que restaurará todo lo que se perdió, y que nos promete un futuro mucho mejor que el pasado o el presente!

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Aunque el contexto inmediato de estos pasajes (Éxo. 23:10-12; Deut. 11:11, 12; 20:19, 20) no tiene que ver con la ecología como se la entiende hoy, ¿qué principios podríamos obtener de ellos que nos ayuden a comprender que deberíamos ser buenos mayordomos del medioambiente? Además, ¿de qué manera podemos darnos cuenta de si cruzamos la línea entre ser mayordomos del ambiente y ser adoradores de él?
  2. Piensa en el mundo natural como lo conocemos. ¿Es un amigo o un enemigo? ¿De qué modo puedes justificar tu respuesta?
  3. Analiza la pregunta que aparece al final de la sección del domingo, acerca del significado y el propósito de la vida humana. ¿Qué respuesta darías si alguien te hiciera esa pregunta? Nuestras respuestas ¿en qué forma se diferenciarían de las de quienes no creen en Dios ni en la salvación?
  4. ¿Cómo podemos recuperar el dominio del mundo de manera que ayude a restaurar su significado original? Es decir, ¿de qué manera era bueno el dominio al principio? ¿Cómo puede ser bueno también hoy?