LA IGLESIA: UNA FUENTE DE VIDA
“Por donde corra este río, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Habrá peces en abundancia [...] y todo lo que se mueva en sus aguas vivirá” (Eze. 47:9, NVI).
La profecía de Ezequiel ilustra que, donde fluye el río que viene de la iglesia de Dios, hay vida. Ezequiel 47:10 añade al asombro de todo esto. Qué cuadro extraño sería que un cuerpo de agua, del que se sabe que no tiene peces pues nada puede vivir en él, de repente llegara a ser un lugar donde los pescadores echan sus redes porque hay abundancia de peces.
El punto central es que, gracias al poder de Dios que obra en su pueblo, la vida puede existir donde antes no existía.
“Donde Dios actúa, no hay situaciones desesperadas; ningún grupo de personas está más allá de la redención, ninguna herencia de un pasado trágico necesita condenarnos a un futuro entregado a la desesperación”.The Interpreter’s Bible, t. 6, p. 328.
La maravillosa gracia de Dios hace cosas asombrosas para todo el que la acepta. Este es el mensaje del evangelio. Dios, por medio de nosotros, da esperanza a quienes están desanimados, desesperados, secos y moribundos, tanto espiritualmente como físicamente.
Compara Ezequiel 47:12 con Apocalipsis 22:1 y 2. ¿Qué nos enseñan estos dos pasajes acerca del destino final de aquellos que son sanados y reciben vida de Jesús por medio de su iglesia?
Algún día, el pueblo de Dios –incluyendo a los miembros de la comunidad que Dios ha sanado y revivido por medio de la abnegación de los miembros de la iglesia− estará en la Tierra Nueva, donde hay otro río, que fluye del trono de Dios. Allí no habrá desiertos, ni sequedad, ni muerte.
Mientras esperamos esa realidad bendita, Dios quiere que sus iglesias sean lugares desde los cuales fluyan sanidad y vida abundante hacia la comunidad. Quiere trabajar por medio de nosotros para revitalizar y transformar los desiertos, las depresiones y los Mares Muertos en nuestro territorio, trayéndoles vida abundante en Jesús (Juan 10:10), que es el mensaje adventista holístico, integral, en una cápsula.
El profeta Amós presenta un cuadro similar al de Ezequiel 47. Lee Amós 5:24. ¿Cómo se compara este cuadro con el papel de tu iglesia en tu comunidad? ¿De qué maneras tangibles tu iglesia es un río salvador en ella?