COMÍA CON LOS PECADORES
Lee Mateo 9:10 al 13. ¿Qué mensaje vital podemos descubrir en la respuesta de Jesús a sus críticos? Ver Ose. 6:6.
Jesús está sentado a la mesa, donde tiene compañerismo y come con quienes la sociedad consideraba “indeseables”.
¿Qué clase de personas considera tu cultura como “indeseables”?
Interrumpido por la pregunta de los fariseos sobre el hecho de que Jesús se mezclaba con personas tan despreciables, Jesús los desafió a aprender el significado de la misericordia en contraste con el sacrificio. “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento" (Mat. 9:13). Cuán triste es que Jesús tuviera que decir a los líderes religiosos que aprendieran una de las verdades más vitales de su propia fe.
Aquí vemos otra vez el mismo problema que ocurría en tiempos del Antiguo Testamento, cuando las formas religiosas y las ceremonias llegaron a ser más importantes para la gente que el modo en que trataban a otros. Cuán interesante es que Jesús haya citado el Antiguo Testamento (Ose. 6:6) para plantear su punto.
“Miles están cometiendo el mismo error que los fariseos a quienes Cristo reprendió en el festín de Mateo. Antes que renunciar a alguna idea que les es cara, o descartar algún ídolo de su opinión, muchos rechazan la verdad que desciende del Padre de las luces. Confían en sí mismos y dependen de su propia sabiduría, y no comprenden su pobreza espiritual. [...]
“El ayuno o la oración motivada por un espíritu de justificación propia es abominación a Dios” (DTG 246).
Es fácil juzgar las acciones de otros usando nuestras propias preferencias como norma. Debemos aprender a poner humildemente el yo a un lado, y permitir que el Espíritu Santo traduzca la misericordia en convicción.
¿Qué nos enseña Salmo 51:17? ¿De qué modo el conocer nuestra propia pecaminosidad debería ayudarnos a comprender mejor el significado de este texto?