“Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come” (Luc. 15:1, 2)

MEZCLARSE SABIAMENTE

miércoles 03 agosto, 2016

Un orador le pidió a un grupo que dijera cuántos “amigos no adventistas” tenían. Un hombre en el fondo de la sala se puso de pie y, con tono triunfante, dijo: “¡Estoy orgulloso de decir que ninguno!” Ese hombre pudo haber tenido buena intención, pero sus palabras dijeron mucho acerca de qué clase de luz en el mundo era él.

Como ya vimos, Mateo 5:13 señala que somos la sal de la Tierra, pero que esta sal puede perder su sabor. Un comerciante en Sidón había almacenado mucha sal en galpones con piso de tierra. Como la sal estaba en contacto directo con la tierra, perdió su sabor y no le quedó otra opción que dejar que fuera usada para pavimentar caminos. Del mismo modo, necesitamos ser cuidadosos al mezclarnos con el mundo: ¿Estamos permitiendo que el mundo nos robe nuestro sabor peculiar? ¿Son nuestros valores los mismos que los del mundo?

¿Qué podemos aprender de las siguientes historias sobre la manera en que no debemos mezclarnos con el mundo? Gén. 13:5-13; 19:12-26; Núm. 25:1-3; ver también 1 Juan 2:16.

Estos ejemplos bíblicos ilustran la necesidad de ser cautos al relacionarnos con las personas que viven según los valores mundanos, enumerados en 1 Juan 2:16. Nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que no debemos ser cuidadosos o que no hay peligro en enredarnos con los principios caídos del mundo. Al mismo tiempo, ¿qué bien estamos haciendo a otros si nos escondemos de ellos a fin de no ser impactados negativamente por sus caminos?

Nota este consejo sabio y equilibrado:

“¿Rehusarán los seguidores de Cristo asociarse con los no convertidos, y rehuirán la comunicación con ellos? No, tendrán que estar con ellos, en el mundo, pero sin pertenecer al mundo; sin embargo, no participarán de sus caminos, no se dejarán impresionar por ellos, no tendrán el corazón abierto a sus costumbres y prácticas. Su asociación con ellos tendrá el propósito de atraerlos a Cristo” (MS 3:263).

¿Cuántos amigos no adventistas tienes tú? ¿Cuál es la naturaleza de esa relación? ¿Quién influye más en quién: tú influyes en ellos o ellos en ti?

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