“Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades” (Luc. 5:15).

GANAR LA CONFIANZA

domingo 28 agosto, 2016

Después de desearles su bien, de mostrar simpatía y de suplir sus necesidades, Jesús “ganaba su confianza”. Confianza viene de los términos latinos con, que significa “con”, y fides, que significa “fe”. A lo largo de la Biblia, se emplean varias palabras para enseñar el concepto de fe.

En hebreo, la raíz principal de “fe” es amn, de la que se deriva la palabra “amén”. Los conceptos básicos son el de constancia, continuidad y confiabilidad. Da la idea de algo sólido, firme, algo en lo que se puede confiar y creer. A menudo, se traduce como “creer” en el contexto de una fe salvífica en Dios; y en otros contextos significa “verdad”. En relación con Cristo ganando la confianza de la gente, la implicación sería la de evocar la clase de confianza que proviene de ver un compromiso firme y sólido que, en el caso de Jesús, lo generó al mezclarse con la gente, simpatizar con ella y servirla.

Lee los siguientes textos, todos los cuales tienen una palabra basada en la raíz amn: Génesis 15:6; Números 14:11; Isaías 7:9; Habacuc 2:4. ¿Con que sentido se usa en estos textos, y cómo transmite la idea de confianza y cuidado?

En griego, la raíz que se usa para traducir el hebreo amn (fe, creencia) es pístis. Este término para fe implica creencia, confianza, certeza absoluta, confiabilidad y seguridad. En el contexto del ejemplo de Cristo de ganar la confianza de la gente, significa evocar certeza absoluta, seguridad, confianza y creencia, en respuesta a su compromiso abnegado a mezclarse, simpatizar y servir.

Es importante notar que, en las Escrituras, siempre que se atribuye este concepto de confianza a los seres humanos –como en la confianza propia o confianza en una persona−, a menudo, puede tener connotaciones negativas (ver Miq. 7:5; Sal. 118:9). Es positivo cuando esta confianza se atribuye a Dios. Esto demanda una nota de advertencia. Como seguidores de Jesús, se nos llama a vivir su modelo de mezclarse, simpatizar y ministrar a la gente en sus necesidades. No obstante, cuando aquellos a quienes servimos muestran confianza en nosotros, debemos señalarles a Jesús y lo que él ha hecho por nosotros.

Si alguien te preguntara: “¿Cómo es la fe verdadera en Dios?”, ¿qué responderías, y por qué? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

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