“También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Mar. 2:27, 28).

TIEMPO PARA ENCONTRAR EL EQUILIBRIO

miércoles 16 diciembre, 2020

Jesús respetó y confirmó la Ley de Dios (Mat. 5:17, 18). Sin embargo, Jesús también desafió a los dirigentes religiosos sobre su interpretación de la Ley. Ninguno de sus desafíos fue más amenazante para el establishment que las decisiones que tomó en relación con la observancia del sábado. Las sinagogas no dejaban de hacer del sábado una oportunidad para educar: allí se leía y se interpretaba la Torá sin excepción. Los escribas y los fariseos conocían la letra de la Ley. Sin embargo, Jesús llegó mucho más lejos en la educación de sus seguidores en lo concerniente al día de reposo.

Lee Mateo 12:1 al 13 y Lucas 13:10 al 17. ¿Qué le enseñó Jesús a la gente de su época, y a nosotros hoy, con estos hechos?

Las controversias en torno al hecho de que Jesús sanaba en sábado apuntan a importantes debates espirituales sobre la naturaleza del pecado, la razón del sábado, la relación entre Jesús y el Padre y la naturaleza de la autoridad de Jesús.

La actitud de Jesús hacia el sábado está bien resumida en nuestro versículo para memorizar de esta semana: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Mar. 2:27, 28). Él quería enfatizar que el sábado no debería ser una carga. Fue “hecho” (creado) como una oportunidad única para que las personas aprendan del carácter de Dios, que hizo el sábado, y para que aprendan vivencialmente a valorar su Creación.

Al plantear interrogantes mediante su accionar, Jesús impulsa a sus discípulos, a los dirigentes judíos y a las multitudes a pensar más profundamente sobre las Escrituras y sobre lo que significaban su fe y su Dios. Es muy fácil que cualquiera de nosotros quede tan atrapado en normas y reglamentos que quizá no sean malas en sí, pero que se vuelven un fin en sí mismas, en vez de ser un medio para alcanzar un objetivo, y ese objetivo debería ser el conocimiento del carácter del Dios al que servimos. Y esto nos lleva a obedecerle fielmente sobre la base de nuestra confianza en los méritos de la justicia de Cristo en nuestro favor.

¿Cómo observas el sábado? ¿Se ha vuelto un día de “no hagas esto y no hagas aquello”, en lugar de un tiempo para descansar verdaderamente en el Señor y conocerlo mejor? Si es así, ¿cómo puedes cambiar para obtener más de lo que Dios quiere para ti?

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