“He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación” (Isa. 25:9).
PUERTA DEL CIELO (ISA. 13, 14)
En Isaías 14, una ironía contra Satanás, el caído “Lucero [“Lucifer”, NBV], hijo de la mañana” (Isa. 14:12), se entremezcla con una ironía contra el rey de Babilonia. ¿Por qué? Compara con Apocalipsis 12:1 al 9, donde un dragón identificado como Satanás (Apoc. 12:9) intenta destruir a un niño apenas nace. En Apocalipsis 12:5, el Niño evidentemente es Cristo. Pero fue el rey Herodes quien intentó matar a Jesús cuando era niño (Mat. 2). El dragón es tanto Satanás como el poder romano representado por Herodes, porque Satanás trabaja a través de agentes humanos. Del mismo modo, Satanás era el poder que estaba detrás del rey de Babilonia y del príncipe de Tiro.
¿Por qué “Babilonia” alude posteriormente a Roma (1 Ped. 5:13) y a un poder maligno en el libro de Apocalipsis (Apoc. 14:8; 16:19; 17:5; 18:2, 10, 21)?
Al igual que la Babilonia literal, Roma y la “Babilonia” del Apocalipsis son poderes orgullosos y despiadados que oprimen al pueblo de Dios. Ver especialmente Apocalipsis 17:6, porque está “ebria de la sangre de los santos”. Se rebelan contra Dios, una idea implícita en el nombre mismo, “Babilonia”. En el idioma babilónico, el nombre es bab ili, que significa “Puerta de dios(es)”, en referencia al lugar de acceso a la esfera divina. Compara con Génesis 11, donde la gente construyó la torre de Babel (Babilonia) para que mediante su propio poder pudiera elevarse al nivel divino de inmunidad de cualquier responsabilidad ante Dios.
Cuando Jacob despertó de un sueño en el que vio una escalera que conectaba el cielo y la Tierra, exclamó: “No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo” (Gén. 28:17). Fíjate que la “casa de Dios” es “la puerta del cielo”; es decir, la forma de acceder a la esfera divina. Jacob llamó “Betel” a aquel lugar, que significa “casa de Dios”.
La “puerta del cielo” en Betel y la “puerta de dios(es)” en Babilonia eran formas opuestas para llegar al Reino divino. La escalera de Jacob se originó en el cielo, Dios la reveló desde lo alto. Pero Babilonia, con sus torres y sus templos en Zigurat, fue construida desde cero por seres humanos. Estas formas opuestas representan caminos contrastantes hacia la salvación: la gracia como iniciativa divina versus las obras humanas. Toda religión verdadera se basa en el humilde modelo de Betel: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe” (Efe. 2:8, 9). Toda falsa “religión”, incluidos el legalismo y el humanismo “secular”, se basa en el orgulloso modelo de Babilonia. Para un ejemplo del contraste entre los dos enfoques, ver la parábola de Jesús sobre el fariseo y el publicano (Luc. 18:9–14).