“Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” (Isa. 40:9).
EL PROBLEMA CON LA IDOLATRÍA (ISA. 40:19, 20)
La idolatría destruye una relación única e íntima con Dios al reemplazarlo por otra cosa (Éxo. 20:4, 5; Isa. 42:8). Por ende, los profetas se refieren a la idolatría como “adulterio” espiritual (Jer. 3:6–9; Eze. 16:15–19).
Lee Isaías 41:29. ¿Cómo describe Isaías a los ídolos? ¿Cómo interpretas lo que dice de ellos? ¿Por qué es una descripción precisa de cualquier ídolo, sin importar cuál sea?
Los idólatras de la antigüedad creían que adoraban a los poderosos seres divinos a través de imágenes o símbolos de ellos. La adoración de un ídolo que representa a algún dios quebranta el primer Mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxo. 20:3). Pero, si un ídolo está destinado a representar al Dios verdadero, como lo era el becerro de oro (32:4, 5), el Señor lo rechaza como una imagen de sí mismo, ya que nadie sabe cómo representarlo (Deut. 4:15–19), y nada puede representar su incomparable gloria y grandeza. Por lo tanto, en sí mismo un ídolo funciona como otro dios, y adorarlo quebranta el primer Mandamiento y el segundo.
El pueblo de Dios no necesita ídolos, porque tiene su verdadera presencia, la Shekiná, con ellos en su Santuario. Adorar a un ídolo es reemplazar su presencia real y, por lo tanto, negarla.
¿Qué tipos de idolatría enfrentamos hoy como iglesia? La idolatría ¿aparece en formas más sutiles en la iglesia de hoy? Si es así, ¿cómo?
“Muchos que llevan el nombre de cristianos sirven a otros dioses además
del Señor. Nuestro Creador demanda nuestra dedicación suprema, nuestra primera lealtad. Cualquier cosa que tienda a disminuir nuestro amor por Dios o que interfiera con el servicio que le debemos, se convierte en un ídolo” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 2: 1.005).
Sabemos, por escritos antiguos, que la idolatría era atractiva, porque tenía que ver con el materialismo. Al utilizar modos de adoración con los que la gente podía verse reflejada, los idólatras honraban a las fuerzas que creían que podrían proporcionarles fertilidad y prosperidad. Era una religión de autoayuda. ¿Te suena conocido?
Justo antes de que el Señor venga nuevamente, con el camino preparado por la obra vial de un último mensaje de reconciliación de Elías (Mal. 4), la decisión será la misma que en los días de Isaías: ¿adorarás al Creador o adorarás alguna otra cosa? (Apoc. 13; 14). Porque, al final, siempre adoramos algo.