“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza [...]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gén. 1:26, 27).
A IMAGEN DEL CREADOR (GÉN. 1:27)
La Biblia declara que Dios creó a la humanidad, hombre y mujer, “a su imagen” (Gén. 1:27). Sobre esta base, responde las siguientes preguntas:
1. ¿Qué significa que Dios nos haya creado a su imagen? ¿En qué medida somos “a su imagen”?
2. Según el relato del Génesis, ¿creó el Señor algo más “a su imagen”, aparte de la humanidad? ¿Qué nos dice eso sobre nuestra condición singular, en contraste con el resto de la Creación en el planeta Tierra?
3. ¿Qué más se puede encontrar en el relato de la Creación de la humanidad que distingue a la raza humana de cualquier otra creación divina? Ver Génesis 2:7 y 18 al 25.
Todo lo que podemos decir es que en nuestra naturaleza física, mental y espiritual reflejamos de alguna manera a nuestro Creador divino; aunque todavía hay mucho de él que, al menos para nosotros, esté envuelto en misterio. Sin embargo, la Biblia enfatiza los aspectos espirituales y psíquicos de nuestra personalidad. Estos aspectos los podemos desarrollar y mejorar. Es la singularidad de la mente humana lo que hace posible una relación sustanciosa con Dios; algo que el resto de la Creación terrenal de Dios, al parecer, no puede hacer.
Observa también el relato peculiar de cómo Dios creó a la mujer. Tanto hombres como mujeres comparten el increíble privilegio de ser creados a la imagen de Dios. En su creación, no hay indicios de inferioridad de uno ni del otro. Dios mismo hizo a ambos de la misma sustancia. Dios hizo a ambos iguales desde el principio, y los puso juntos en una relación especial con él. Ambos tuvieron la misma oportunidad de desarrollar el carácter.
“Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una ‘ayuda idónea para él’ –alguien que realmente le correspondía–, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán, para significar que ella no debía dominarlo como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus pies como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él” (PP 25).