“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza [...]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gén. 1:26, 27).
DIOS Y LA HUMANIDAD JUNTOS (GÉN. 1:28, 29)
Observa las primeras palabras que Dios dirigió a la humanidad, según las Escrituras. Les señala su capacidad para procrear, para reproducir más de su propia especie. También les señala la Tierra misma, la Creación, y les indica que la colmen, que la gobiernen y la dominen. También les indica las plantas que pueden comer. En resumen, según la Biblia, las primeras palabras de Dios al hombre y la mujer tratan específicamente de su interacción y su relación con el mundo físico.
¿Qué nos dice Génesis 1:28 y 29 sobre cómo ve Dios el mundo material? Este pasaje ¿sugiere que hay algo malo en las cosas materiales y en el hecho de que disfrutemos de ellas? ¿Qué lecciones podemos aprender de estas primeras escenas de la historia humana sobre cómo deberíamos relacio- narnos con la Creación?
Además, con estas palabras, Dios da los primeros pasos hacia una relación con la humanidad. Él les habla, les da instrucciones, les dice qué hacer. También hay una responsabilidad implícita en las palabras. Dios les ha pedido que sean dueños de esta maravillosa Creación que él mismo produjo.
Génesis 1:28 menciona que Dios bendijo a Adán y a Eva. ¿Qué significa eso? ¿Qué tipo de relación sugiere entre ellos y su Creador?
Dios habló a Adán y a Eva como seres inteligentes, que podían responder a su bondad y entrar en comunión y compañerismo con él. Además, como criaturas e hijos suyos, Adán y Eva dependían de la bendición y el cuidado de su Padre y Creador. Les proveyó de todo lo que necesitaban. Ellos no hicieron nada para merecer lo que les dio; eran meramente receptores de algo que no merecían.
Cuando leemos sobre la Creación del hombre y la mujer, podemos ver elementos anteriores al pecado acerca del tipo de relación que Dios quiere que tengamos con él ahora, después del pecado. Repasa el estudio de este día y fíjate qué paralelismos puedes encontrar que te ayuden a entender cómo podemos relacionarnos con él incluso en nuestra condición caída.