“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza [...]. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gén. 1:26, 27).
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
La Biblia rebosa de llamados a los pecadores y descarriados. Compara los siguientes pasajes: Salmo 95:7, 8; Isaías 55:1, 2, 6, 7; Lucas 15:3-7; 19:10. ¿Qué otros pasajes puedes encontrar?
Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La Creación”, pp. 23-30; “La tentación y la caída”, pp. 31-41; “El plan de la redención”, pp. 43-50.
“Creo que había un sermón evangélico en esas dos palabras divinas cuando penetraron la espesura del bosque y llegaron a los oídos hormigueantes de los fugitivos: ‘¿Dónde estás?’ Tu Dios no está dispuesto a perderte; él ha venido a buscarte, así como pronto pretende venir en la persona de su Hijo, no solo a buscar sino a salvar lo que ahora está perdido” (C. H. Spurgeon, The Treasury of the Bible, t. 1, p. 11).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Debido a que el Dios bondadoso y compasivo es quien busca a la humanidad, ¿cómo podemos responder a esta expresión de amor del Padre y de Jesucristo en este mismo momento? ¿Cómo espera el Señor que respondamos?
- Compara la perspectiva bíblica de la humanidad caída desde un lugar elevado en la Creación de Dios, y ahora necesitada de redención, con la Teoría de la Evolución. ¿Cuál ofrece más esperanza y por qué?
- ¿Cuán esenciales son las relaciones cariñosas para la felicidad humana? ¿Por qué es necesaria una conexión próspera con Dios para esas relaciones? Analicen la influencia de las relaciones humanas saludables sobre las personas que participan de esas relaciones (padre-hijo, amigo-amigo, esposo-esposa, empleador-empleado, etc.).
Resumen: Dios nos creó a su imagen a fin de que pudiera existir una comunión amorosa entre él y nosotros. Aunque la entrada del pecado deshizo la unión original, Dios busca restaurar esa relación a través del Plan de Redención. Como criaturas dependientes, la vida adquiere verdadero significado y claridad solo cuando tenemos comunión con nuestro Creador.