“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (Deut. 7:9).
LA ESTABILIDAD DE LA LEY DE DIOS
La presencia de la Ley divina en la relación del Pacto, ¿qué verdad nos enseña acerca de la naturaleza intrínseca de Dios? Malaquías 3:6; Santiago 1:17.
La Ley de Dios es una expresión oral o escrita de su voluntad (comparar con Sal. 40:8). Debido a que es una transcripción de su carácter, su presencia en el Pacto nos asegura la permanencia y la confiabilidad del Señor. Aunque quizá no siempre podamos discernir las obras de su providencia, sabemos que él es digno de confianza. Su Universo está sujeto a leyes físicas y morales invariables. Es este hecho el que nos da verdadera libertad y seguridad.
La “seguridad de que Dios es confiable radica en la verdad de que él es el Dios de la Ley. Su voluntad y su Ley son una sola cosa. Dios dice que lo que está bien está bien porque esto describe las mejores relaciones posibles. Por lo tanto, la Ley de Dios nunca es arbitraria ni está sujeta a caprichos ni fantasías. Es lo más estable del Universo” (W. R. Beach, Dimensions in Salvation, p. 143).
Si la Ley de Dios no puede salvar a una persona del pecado, ¿por qué él la incluyó como parte del Pacto? (Sugerencia: ver Amós 3:3.)
Una relación requiere consenso y armonía. Debido a que Dios no solo es el Creador del mundo, sino también su Gobernante moral, la Ley es esencial para la felicidad de sus seres creados e inteligentes, con el propósito de vivir en armonía con él. Por lo tanto, su Ley, la expresión de su voluntad, es la Constitución de su gobierno. Naturalmente, es la norma, u obligación, tanto del trato como de la relación del Pacto. Su propósito no es salvar, sino definir nuestro deber hacia Dios (Mandamientos 1-4) y nuestro deber hacia nuestros semejantes (Mandamientos 5-10). En otras palabras, establece el estilo de vida que Dios desea que lleven sus hijos del Pacto, para su propia felicidad y bienestar. Esta Ley impedía a Israel que sustituyera este estilo de vida por alguna otra filosofía. El propósito de la relación del Pacto era, y es, guiar al creyente mediante la gracia transformadora de Dios a estar en armonía con su voluntad y su carácter.
Observa a tu alrededor. ¿No puedes ver los efectos devastadores de la anarquía? Incluso en tu propia vida, ¿no puedes ver algún daño causado por violar la Ley de Dios? Esta realidad ¿cómo te ayuda a afirmar la bondad de la Ley de Dios y por qué la Ley debería ser una parte esencial de nuestra relación con él?