“Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá” (Gál. 3:11).
LA FE DE ABRAHAM: SEGUNDA PARTE
Si observamos nuevamente Génesis 15:6, podemos ver que distintas versiones traducen el término como contado (hebreo, hasab), “reconoció”, “aceptó” o “consideró” (NVI, DHH, NTV).
El mismo término se emplea en otros pasajes de los libros de Moisés. Se considera que una persona o una cosa es algo que en realidad no es. Por ejemplo, en Génesis 31:15, Raquel y Lea afirman que su padre las “considera” (RVC) unas extrañas aunque son sus hijas. El diezmo del levita se “contará” (“acreditará”, RVC) como si fuera el grano de la era, aunque obviamente no es el grano (Núm. 18:27, 30).
¿Cómo se expresa la idea de “contar” en el contexto de los sacrificios? (Lev. 7:18; 17:1-4).
La versión Reina-Valera Antigua utiliza la palabra “imputada” para traducir hasab. Si un sacrificio en particular (“sacrificios de paz”) no se come al tercer día, su valor se pierde y no será “contado” (Lev. 7:18; hebreo, hasab) en beneficio del oferente. Levítico 7:18 habla de una situación en la que un sacrificio es “contado” en beneficio del pecador (comparar con 17:1-4), quien luego se presenta ante Dios justificado. Dios cuenta al pecador como justo, aunque la persona en realidad es injusta.
Tómate un tiempo para reflexionar sobre esta maravillosa verdad de que, a pesar de nuestras faltas, podemos ser contados, o acreditados, como justos a los ojos de Dios. Escribe con tus palabras tu interpretación de lo que esto significa.
La gran verdad, la de que somos considerados justos, no por ningún acto que podamos hacer, sino solo por la fe en lo que Cristo hizo por nosotros, es la esencia del concepto de “ justificación por la fe”. Sin embargo, no es que nuestra fe en sí nos haga justos; la fe es el vehículo por el que obtenemos el don de la justificación. Básicamente, esta es la belleza, el misterio y la gloria del cristianismo. Todo lo que creemos como cristianos, como seguidores de Cristo, halla una raíz importante en este maravilloso concepto. Por la fe, somos considerados justos ante la vista de Dios. Todo lo que viene a continuación, la obediencia, la santificación, la santidad, el desarrollo del carácter, el amor, deben surgir de esta verdad fundamental.
¿Cómo respondes a alguien que intenta ser cristiano y no obstante dice: “Pero no me siento justo”?