“Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá” (Gál. 3:11).
LA FE DEL PACTO
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 6:14; Romanos 6:23; 1 Juan 5:11, 13; Romanos 4:1-7; Levítico 7:18; 17:1-4; Romanos 5:1.
El poeta Homero (c. siglo VII a.C.) escribió La Odisea, la historia de Odiseo (Ulises), el gran guerrero que, después de saquear la ciudad de Troya en la guerra de Troya, inició un viaje de diez años para intentar regresar a su Ítaca natal. El viaje le llevó tanto tiempo porque enfrentó naufragios, motines, tormentas, monstruos y otros obstáculos, que le impidieron alcanzar su objetivo. Finalmente, después de decidir que Ulises había sufrido lo suficiente, los dioses acordaron permitir que el cansado guerrero regresara a su hogar y familia. Concordaron en que sus pruebas fueron expiación suficiente por sus errores.
En cierto sentido, nosotros somos como Ulises, que emprendimos un largo viaje a casa. Sin embargo, la diferencia primordial es que, a diferencia de Ulises, nunca podremos “sufrir lo suficiente” para ganarnos el camino de regreso. La distancia entre el Cielo y la Tierra es demasiado grande para que podamos reparar nuestros errores. Si llegamos a casa, será solo por la gracia de Dios.
Reseña de la semana: ¿Por qué la salvación debe ser un regalo? ¿Por qué solo Alguien igual a Dios podría rescatar nuestra alma? ¿Qué hace de Abraham un gran representante de la fe? ¿Qué significa que la justicia nos es “imputada”, o “acreditada”? ¿Cómo podemos apropiarnos de las promesas y la esperanza que se encuentran en la Cruz?