“Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo” (Sal. 84:2).
CANSADOS Y AGOTADOS
Lee Génesis 2:1 al 3. ¿Por qué Dios crearía un día de descanso antes de que alguien estuviera cansado?
Incluso antes de que la humanidad se lanzara a una estresante vida autoimpuesta, Dios estableció un marcador, una forma vívida de refrescar nuestra memoria. Este día sería un momento para detenerse y disfrutar deliberadamente de la vida; un día para ser y no para hacer; un día para celebrar especialmente el don de la hierba, el aire, la vida silvestre, el agua, la gente, y sobre todo, del Creador de todo buen don.
Esta no era una invitación única que expiró con el exilio del Edén. Dios quería asegurarse de que la invitación pudiera resistir la prueba del tiempo, y por eso, desde el principio, entrelazó el descanso sabático en la estructura misma del tiempo. Siempre estaría la invitación, una y otra vez, a una reparadora celebración de la Creación cada séptimo día.
Cabría esperar que, con todos los dispositivos que nos ahorran trabajo, estuviésemos menos cansados físicamente que la gente de hace doscientos años. Pero, en realidad, el descanso parece escasear en la actualidad. Incluso los momentos fuera del horario de trabajo se dedican a una actividad frenética. Siempre parece que de alguna manera estamos atrasados; no importa cuánto logremos hacer, siempre hay más por hacer.
Las investigaciones también muestran que dormimos menos y que mu- chos dependen mayormente de la cafeína para continuar. Aunque tenemos teléfonos móviles más rápidos, computadoras más rápidas, conexiones a Internet más rápidas, parece que nunca tenemos suficiente tiempo.
¿Qué enseñan los siguientes pasajes sobre por qué es importante descansar? Marcos 6:31; Salmo 4:8; Éxodo 23:12; Deuteronomio 5:14; Mateo 11:28.
El Dios que nos creó sabía que necesitaríamos descanso físico. Incorporó ciclos en el tiempo (la noche y el sábado) para ofrecernos una oportunidad de descanso físico. Reconocer a Jesús como el Señor de nuestra vida también implica tomarnos en serio la responsabilidad de dedicar tiempo a descansar. Al fin y al cabo, el mandamiento del sábado no es simplemente una sugerencia. ¡Es un mandamiento!
¿Qué puedes contar de tu ajetreada existencia? ¿Qué puedes hacer para enriquecer tu experiencia con el descanso que Dios quiere que tengamos, tanto física como espiritualmente?