“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Cor. 10:11).

SIN DESCANSO Y REBELDES

sábado 3 de julio, 2021

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Números 11:1–33; 12:1–13; 13:27–33; 14:1–23; 1 Corintios 10:1–11; Números 14:39–45.

A lo largo de los siglos, muchos han informado de comportamientos extraños y ansiosos en perros y otros animales domésticos antes de grandes terremotos. Los científicos ahora han establecido que los animales pueden detectar la primera de las ondas sísmicas de un terremoto, la onda de presión, que llega antes que la onda secundaria. Algunos animales, como los elefantes, pueden percibir ondas sonoras de baja frecuencia y vibraciones anticipatorias que los seres humanos no pueden detectar.

Unos minutos antes del terremoto de 5,8 grados que sacudió la zona de Washington, D.C., el 23 de agosto de 2011, algunos de los animales del Zoológico Nacional del Instituto Smithsoniano comenzaron a comportarse de manera extraña. Entre ellos estaban los lémures, que comenzaron a gritar en voz alta durante unos quince minutos antes de que el suelo comenzara a temblar.

En el estudio de esta semana, analizaremos algunos ejemplos de extraña inquietud provocada no por desastres naturales inminentes como terremotos sino, más bien, por la pecaminosidad básica de los seres humanos caídos que no dependían de lo que Cristo les ofrece a todos los que acuden a él con fe y obediencia.