“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:10).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 23 de julio, 2021

“El arrepentimiento de David fue sincero y profundo. No hizo ningún esfuerzo por aminorar su crimen. Lo que inspiró su oración no fue el deseo de escapar de los castigos amenazantes. [...] vio la depravación de su alma; aborreció su pecado. No solo oró pidiendo perdón, sino también pureza de corazón. [...] Vio la evidencia de su perdón y aceptación en la promesa hecha por Dios a los pecadores arrepentidos. [...] ‘Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios’ (vers. 16, 17).

“Aunque David había caído, el Señor lo levantó. [...] “David se humilló y confesó su pecado, en tanto que Saúl menospreció el reproche y endureció su corazón en la impenitencia. “Este episodio en la historia de David [...] es una de las ilustraciones más poderosas que se nos hayan dado de las luchas y las tentaciones de la humanidad, y de un arrepentimiento genuino [...]. A través de todos los siglos [...] miles de los hijos de Dios han sido los que, después de haber sido entregados traidoramente al pecado [...] recordaron [...] el arrepentimiento y la confesión sinceros de David [...] y también cobraron ánimo para arrepentirse y procurar nuevamente andar en los caminos de los mandamientos de Dios.

“Quienquiera que [...] humille su alma con confesión y arrepentimiento, tal como lo hizo David, puede estar seguro de que hay esperanza para él. [...] Jamás rechazará el Señor a un alma verdaderamente arrepentida” (PP 785, 786).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo podemos encontrar el equilibrio entre reconocer nuestra pecaminosidad inherente y nuestra necesidad de perdón y, al mismo tiempo, vivir como hijos e hijas perdonados del Rey del Universo?
  2. ¿Por qué todo pecado, en última instancia, es pecado contra Dios? ¿Qué significa pecar contra Dios?
  3. ¿Qué podemos decirle a alguien que no es creyente que lucha con el sufrimiento de personas inocentes, como Urías o el hijo recién nacido de David y Betsabé? ¿Cómo explicamos el amor y la justicia de Dios en esa situación? El enfoque del Gran Conflicto ¿en qué medida ofrece una perspectiva útil?
  4. ¿Por qué la Biblia dedicaría dos capítulos completos a la sórdida historia de David y Betsabé? ¿Para qué sirve contar esta historia?

Reflexiona en la idea de que el pecado nos separa de Dios, como se expresa en Salmo 51:11 y 12. En tu experiencia, ¿cómo sucede esto? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo le explicarías a alguien cómo es esta separación y por qué es tan incómoda? ¿Por qué la promesa de gracia es el único remedio?