“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).

“LLEVAD MI YUGO SOBRE VOSOTROS”

lunes 26 de julio, 2021

Lee Mateo 11:29 y 30. ¿Por qué nos exhorta Jesús a llevar su yugo inmediatamente después de habernos invitado a entregarle nuestras cargas y hallar verdadero descanso?

“Llevad” y “aprended” centran la atención de la audiencia (y del lector) en Jesús. Debemos llevar su yugo y aprender de él.

La íntima relación de la Deidad entre el Padre y el Hijo (que ya se insinúa en Mat. 11:25 al 27) ofrece una ilustración poderosa que puede explicar la metáfora del yugo en estos versículos. El Padre y el Hijo trabajan unidos para salvar a la humanidad. Si bien el yugo es un símbolo de sumisión (ver Jer. 27), también es una metáfora que comunica unidad de propósito. Nos sometemos a su yugo y aceptamos la tarea que él nos encomienda de bendecir a quienes nos rodean. Nosotros no llevamos su yugo; simplemente, estamos uncidos a él porque su yugo “es fácil” y su carga “es ligera” (Mat. 11:30).

“Aprended de mí”, reitera este concepto. En griego, el verbo “aprender” se relaciona con el término “discípulo”. Cuando aprendemos de Jesús, somos verdaderamente sus discípulos. La obediencia y el compromiso son características del discipulado.

¿Cuál es la diferencia entre estar “cargados” (Mat. 11:28) y llevar su yugo (11:29)?

El yugo como metáfora de la Ley era común en el judaísmo. Hechos 15:10 lo utiliza en referencia a la ley de la circuncisión. Gálatas 5:1 contrasta la libertad que ofrece Jesús con el yugo de la esclavitud, que es una referencia a la Ley como medio de salvación. El hecho de estar uncidos a Jesús enfatiza la obediencia y el compromiso de seguir sus pasos y participar en su misión. Si bien no podemos aspirar a agregar nada a la salvación que Jesús ganó para nosotros en la Cruz, sí podemos convertirnos en sus embajadores y compartir las buenas nuevas con quienes nos rodean. La interpretación que Jesús hace de la Ley, como lo demuestra en el Sermón del Monte (Mat. 5-7), es aún más radical que la que adoptan los fariseos. Requiere cirugía del corazón y transforma nuestras motivaciones; y su yugo es fácil y su carga es ligera (Mat. 11:30).

¡Qué promesa maravillosa! Descanso para vuestras almas. ¿Cómo has vivido ese descanso? ¿Cómo es? Al centrarnos en Jesús y en lo que él nos ofrece, ¿cómo podemos comenzar a conocer ese descanso?