“Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron” (1 Cor. 10:6).
RITUAL Y SACRIFICIOS
El sistema de ritos y sacrificios del Antiguo Testamento, como el que se encuentra en Levítico, ofrece más ejemplos de lo que vimos ayer: símbolos del Antiguo Testamento que apuntan a las verdades del Nuevo Testamento. Estos contienen muchas verdades espirituales importantes que pueden ser de gran valor para quienes los estudian.
Lee las instrucciones para la ofrenda por el pecado de un típico israelita en Levítico 4:32 al 35. ¿Qué podemos aprender de este rito, aunque no tengamos un Santuario ni un Templo con un altar donde podamos ofrecer sacrificios por nuestros pecados? Relaciona este rito con Juan 1:29 y 1 Pedro 1:18 al 21.
Un rito es un excelente comunicador de valores e información, y debe entenderse en su contexto. Por lo general, requiere un tiempo específico, una ubicación particular y una secuencia predeterminada de acciones para que sea eficaz. De hecho, cuando leemos los preceptos bíblicos del Antiguo Testamento con respecto al sacrificio, queda en claro que Dios dio detalles muy específicos sobre lo que se podía sacrificar, y cuándo, dónde y qué ritual y procedimiento seguir.
La sangre y el derramamiento y la aspersión de sangre eran fundamentales para muchos de los ritos. Esto no es algo atractivo; ni se suponía que lo fuera, porque se trata de la cosa más fea del Universo, y eso es el pecado.
¿Qué papel exactamente desempeñaba la sangre y por qué tenía que colocarse en los cuernos del altar? Si bien la mayoría de los ritos relacionados con el Santuario aparecen en forma prescriptiva (es decir, dan instrucciones sobre cómo hacerlo), no siempre incluyen todas las explicaciones. Quizá sea porque el pueblo ya sabía lo que significaba todo. A fin de cuentas, el pueblo de Israel captaba el significado de la sangre (Lev. 17:11).
No obstante, el ejemplo tomado de Levítico 4:32 al 35 contiene una importante explicación en Levítico 4:35: “Le hará el sacerdote expiación de su pecado que habrá cometido, y será perdonado”. Por lo tanto, la sangre era clave en todo el proceso de expiación, el medio por el que los pecadores podemos ser justificados ante un Dios santo. Por lo tanto, lo que vemos con estos sacrificios es un tipo, un modelo, de la muerte y el ministerio de Cristo en nuestro favor.
Piensa cuán grave debe ser el pecado que hizo falta el sacrificio, el sacrificio propio, de un miembro de la Deidad, Jesús, para expiarlo. ¿Qué debería enseñarnos esto? ¿Por qué debemos confiar solo en la gracia, y nunca en las obras? Al fin y al cabo, ¿qué podríamos agregar a lo que Cristo ya ha hecho por nosotros?