“Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Cor. 2:9).

CUENTA REGRESIVA

lunes 20 de septiembre, 2021

En el Monte de los Olivos, Jesús pintó la historia a grandes trazos al responder las preguntas de los discípulos: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mat. 24:3).

El famoso sermón de Jesús registrado en Mateo 24 abarca ininterrumpidamente la línea de tiempo histórica desde su época hasta la Segunda Venida y más allá.

Jesús quiso dar a su pueblo de todas las épocas una descripción esquemática del plan divino para las profecías del tiempo del fin, con el fin de que los que vivan en ese tiempo puedan estar preparados para el evento final. Quería que pudiéramos descansar confiadamente en su amor, incluso cuando todo a nuestro alrededor se cayera a pedazos.

Los adventistas conocen bien la descripción de Daniel de un “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Jesús quiere que estemos preparados para este acontecimiento, que precede a su segunda venida.

¿Cómo será su Venida? ¿Cómo podemos evitar caer en el engaño? Lee Mateo 24:4 al 8, y 23 al 31.

La venida de Jesús será un acontecimiento literal en el tiempo del fin. Dado el espacio que se dedica a su regreso en la profecía, e incluso en los sermones de Jesús, este suceso es sumamente importante.

La última vez que hubo un acontecimiento climático mundial, solo ocho personas en todo el mundo estuvieron preparadas para él. Jesús compara lo inesperado de la Segunda Venida con ese evento: el Diluvio (Mat. 24:37–39). Pero, aunque nadie sabe el día ni la hora de la Segunda Venida (Mat. 24:36), Dios nos ha dado una cuenta regresiva profética, cuyo cumplimiento podemos presenciar en el mundo que nos rodea.

Se nos ha dado un rol para cumplir en este drama profético. ¿Cuál es nuestra parte? Concéntrate en Mateo 24:9 al 14.

En este conflicto cósmico, somos más que meros observadores. Debemos ser participantes activos en la difusión del evangelio hasta los confines del mundo, lo que significa que nosotros también sufriremos persecución.

¿Qué significa “perseverar hasta el fin”? ¿Cómo se logra eso? ¿Qué decisiones debemos tomar todos los días para no apartarnos, como muchos lo han hecho?