APOSTASÍA Y CASTIGO
“Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (Éxo. 19:8; ver también Éxo. 24:3; 24:7). Aunque indudablemente el pueblo era sincero cada vez que pronunciaba esas palabras, la historia bíblica muestra que, por desgracia, su accionar contradijo una y otra vez sus palabras. Aunque eran el pueblo elegido, aunque habían concertado libremente el Pacto con el Señor, no cumplieron con su parte del trato, que en realidad se reducía a una sola cosa.
¿Cuál era el componente esencial para Israel en relación con el Pacto? (Éxo. 19:4, 5).
El llamado a obedecer a Dios, a guardar su Ley, no era más legalismo entonces que ahora (ver Mat. 7:24-27; Juan 14:15; Sant. 2:20; Rom 6:11, 12) y, sin embargo, una y otra vez los hijos de Israel no cumplieron con su parte del Pacto.
De hecho, desde el principio, incluso frente al mismo monte Sinaí, cayeron en una apostasía total (ver Éxo. 32:1–6). Desgraciadamente, la infidelidad parecía ser más la norma que la excepción y, por lo tanto, en lugar de entrar rápidamente en la Tierra Prometida, vagaron por el desierto durante cuarenta años.
Lee Números 14:28 al 35. ¿Cuál fue el castigo que recibió la nación por negarse a confiar en lo que el Señor les había dicho que hiciera?
Entonces, como ahora, muy a menudo la desobediencia surge no solo de una rebelión abierta (aunque eso, de hecho, también ocurre), sino de no confiar en lo que Dios nos dice. Lo que hizo que este pecado fuese aún más atroz para Israel es el hecho de que, como Dios mismo dijo, todos estos hombres “vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces” (Núm. 14:22). Pese a todo lo que habían visto y vivido, todavía se negaban a obedecer al Señor y a tomar la tierra, a pesar de las promesas de Dios de que tendrían éxito (Núm. 13; 14).
Piensa en lo dicho anteriormente: que muchas veces la desobediencia proviene de la falta de confianza en la Palabra de Dios para nosotros. ¿Por qué es así y cómo podemos, verdaderamente, aprender a confiar más en Dios?