EL PACTO DEL SINAÍ
El Éxodo y todo lo que esto implicó, desde la sangre en el dintel de la puerta en Egipto hasta el drama en el Mar Rojo (¡qué experiencia!), sin duda impresionó a quienes lo vivieron (y a los que murieron, desde los primogénitos egipcios hasta los soldados en el fondo del mar, Dios los juzgará con justicia). Como dijo el Señor: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí” (Éxo. 19:4).
¿Por qué el Señor hizo este rescate impresionante y dramático, concretamente sacando una nación de otra nación; o, como les dijo el mismo Moisés: “¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí una nación de en medio de otra nación, con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos?” (Deut. 4:34)?
Lee Éxodo 19:4 al 8. ¿Por qué llamó el Señor al pueblo a salir de Egipto?
Era tan simple como eso. Dios llamó a salir a la simiente, a los descendientes de los padres Abraham, Isaac y Jacob. Y con estos descendientes el Señor estableció su Pacto, y ellos serían, en verdad, “mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra” (Éxo. 19:5). Esta relación era fundamental para el Pacto.
No obstante, esta idea de un “especial tesoro” (heb., segullah), podría malinterpretarse fácilmente (y, de hecho, así fue). La peculiaridad de ellos no provenía de nada que fuese intrínsecamente santo ni justo en sí mismos. Era por la gracia de Dios que recibieron y por las maravillosas verdades que él les había otorgado, verdades que debían seguir y que, como un “reino de sacerdotes”, en última instancia esparcirían por el mundo.
Dios luego les dio también algunas de las estipulaciones del Pacto (la parte que les tocaba a ellos en el Pacto, por así decirlo), los Diez Mandamientos (Éxo. 20), y posteriormente este pacto se ratificó. Luego de rociar un altar recién construido con la sangre de las ofrendas, Moisés “tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo” (Éxo. 24:7). El pueblo volvió a declarar que obedecería.
“Habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre [...] y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado” (Heb. 9:19, 20). ¿Qué significa la sangre y por qué es tan importante, incluso para nosotros hoy?