“Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:5).
“AMARÁS AL SEÑOR TU DIOS”
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 6:4, 5; 10:12; Efesios 2:1–10; Apocalipsis 14:6, 7; Deuteronomio 4:37; 11:1; Marcos 12:28–30.
En la religión judía, una de las oraciones más importantes se extrae de Deuteronomio 6. Se la conoce como el “Shemá”, basado en la primera palabra hebrea de la oración, de la raíz, shemá‘, que significa “escuchar”, o incluso “obedecer”; una palabra que aparece una y otra vez, no solo en Deuteronomio sino en todo el Antiguo Testamento.
La primera línea del Shemá –en hebreo– dice así: Shemá, Israel, Adonai Elohenu, Adonai ejad.
Significa: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deut. 6:4). En la tradición judía, esta Escritura se repite como una oración, con los ojos tapados, con la intención de que nada distraiga de pensar en Dios. Esta primera línea del Shemá se considera una afirmación de la naturaleza monoteísta de Adonai Elohenu, “Jehová nuestro Dios”, y la lealtad de Israel solo a él y a ningún otro “dios”. De hecho, también se podría leer como “Jehová es nuestro Dios”.
Esta línea es parte del primer discurso que Moisés les dio a los hijos de Israel cuando estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida. Sin embargo, lo que sigue a esa línea de apertura es una poderosa expresión de la verdad que sigue siendo tan esencial ahora como lo fue entonces.