“Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto” (Deut. 10:19).

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

viernes 29 de octubre, 2021

Es difícil imaginar que aun en las mejores épocas, como en los reinados de David y Salomón, cuando la nación de Israel había sido tan bendecida por Dios, sin embargo, quizá haya oprimido tanto a los pobres, los desamparados y los marginados de entre ellos.

“Por eso, como pisotean al desvalido y le imponen tributo de grano, no vivirán en las casas de piedra labrada que han construido, ni beberán del vino de los selectos viñedos que han plantado. ¡Yo sé cuán numerosos son sus delitos, cuán grandes sus pecados!” (Amós 5:11, 12, NVI).

“El Señor entra en juicio contra los ancianos y jefes de su pueblo: ¡Ustedes han devorado la viña, y el despojo del pobre está en sus casas!” (Isa. 3:14, NVI).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Israel necesitaba recordar que habían sido “extranjeros” en Egipto, que era una de las razones por las que debían tratar a los extranjeros y los marginados de Israel como desearían haber sido tratados cuando eran marginados. ¿Cómo se relaciona esta verdad con el evangelio, con la idea de que, mediante la sangre de Jesús, hemos sido liberados de la esclavitud del pecado? ¿Por qué, y de qué formas paralelas, lo que Jesús ha hecho por nosotros debería afectar la forma en que tratamos a los demás, especialmente a los desamparados de entre nosotros?
  2. Piensa en esto. Podemos adorar en el día apropiado, comprender la verdad sobre la muerte, el infierno, la marca de la bestia, y demás. Está bien. Pero ¿qué significa todo esto si tratamos a los demás de manera desagradable u oprimimos a los débiles de entre nosotros o no administramos justicia de manera justa cuando necesitamos juzgar una situación? Especialmente debido a la verdad que tenemos, ¿por qué debemos tener mucho cuidado de no pensar que todo lo que Dios requiere de nosotros es únicamente conocer la verdad en sí misma? ¿Por qué es una trampa potencialmente peligrosa para nosotros?
  3. ¿Qué papel debería desempeñar nuestra fe para ayudarnos a comprender lo que comúnmente se conoce como “derechos humanos”?