“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deut. 30:19).

LA VIDA Y EL BIEN, LA MUERTE Y EL MAL, LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN

martes 16 de noviembre, 2021

Hacia el final del libro de Deuteronomio, después de un largo discurso sobre lo que le sucederá al pueblo si desobedece al Señor y viola las promesas del Pacto, Deuteronomio 30 comienza con la promesa de que, aun si caían en desobediencia y eran castigados con el exilio, no obstante, Dios los restituiría a la tierra. Es decir, si se arrepentían y se apartaban de sus malos caminos.

Lee Deuteronomio 30:15 al 20. ¿Cuáles son las opciones que se le presentan al antiguo Israel? Estas opciones ¿cómo reflejan lo que hemos visto en la Biblia, de principio a fin?

El Señor es muy claro: Él, Jehová, les ha presentado una de dos opciones, básicamente lo que hizo con Adán y Eva en el Edén. De hecho, las palabras hebreas para “bien” (tov) y “mal” (ra’) en Deuteronomio 30:15 son las mismas palabras hebreas que se utilizan en Génesis para el árbol del conocimiento del “bien” (tov) y del “mal” (ra’). Aquí, como en toda la Biblia, no hay término medio, ni un lugar neutral donde estar. O servirán al Señor y tendrán vida, o elegirán la muerte. Lo mismo ocurre con nosotros.

La vida, el bien, la bendición, ¿en contraste con qué? Con la muerte, el mal y la maldición. Sin embargo, en definitiva, se podría argumentar correctamente que Dios en realidad les ofrece solo el bien, solo la vida y solo la bendición. Si se apartan de él, el resultado natural será la decadencia, aparte de su especial sustento y protección.

Más allás de cómo entendamos este tema, el pueblo baraja estas opciones. También está muy clara la realidad de su libre albedrío, su libertad de elección. Estos versículos, junto con gran parte de la Biblia, no tienen sentido sin el santo don del libre albedrío.

En otras palabras, el Señor les estaba diciendo: “Por lo tanto, con el libre albedrío que les he dado, escojan la vida, escojan la bendición, escojan el bien, no la muerte, el mal y la maldición”.

Parece demasiado obvio cuál sería la decisión acertada, ¿verdad? No obstante, sabemos lo que pasó. El Gran Conflicto era tan real en aquel entonces como lo es ahora, y debemos aprender del ejemplo de Israel lo que puede suceder si no nos entregamos por completo al Señor y elegimos la vida y todo lo que esta decisión implica.

Lee Deuteronomio 30:20. Presta atención al vínculo entre el amor y la obediencia. ¿Qué debe hacer Israel para ser fiel al Señor? ¿Cómo se aplican a nosotros los mismos principios hoy?