“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deut. 30:19).
“NO ES DEMASIADO DIFÍCIL PARA TI”
Al comienzo de Deuteronomio 30, el Señor señala lo que sucedería si el pueblo se arrepentía y se apartaba de sus malos caminos. ¡Qué promesas maravillosas recibieron también!
Lee Deuteronomio 30:1 al 10. ¿Cuáles son las promesas que Dios les dio, a pesar de que este pasaje habla de lo que les sucedería si desobedecían? ¿Qué nos enseña esto sobre la gracia de Dios?
Sin duda habrá sido reconfortante escuchar estas promesas. Aquí el punto no estaba en restarle importancia a la obediencia de ellos. El Señor no estaba ofreciendo una gracia barata. Al contrario, el propósito era mostrarles el amor de Dios y, por tanto, en respuesta, ellos lo amarían también; revelarían su amor en obediencia a lo que el Pacto requería que hicieran.
Lee Deuteronomio 30:11 al 14. ¿Qué les quiere decir el Señor allí? ¿Cuál es la promesa básica que se encuentra en estos versículos, y qué pasajes del Nuevo Testamento piensas que reflejan la misma promesa?
Presta atención a este llamado, con este hermoso lenguaje y una lógica irrefutable. El Señor no les pide nada demasiado difícil. El mandato de Dios no es “demasiado difícil” ni misterioso para que ellos lo entiendan. Tampoco está demasiado lejos de su alcance para cumplirlo. No está muy arriba en el cielo, tan lejos que algún otro se lo tenga que alcanzar; ni está al otro lado del mar, para que alguien más tenga que llevárselo. Al contrario, el Señor dice: “Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas” (Deut. 30:14). Es decir, parafraseando, “ustedes la conocen lo suficientemente bien como para poder pronunciarla, y está en su corazón, así que saben lo que deben hacer. Por lo tanto, no hay excusa para no obedecer”. Como sintetiza Elena de White: “Todos sus mandatos son habilitaciones” (PVGM 268).
De hecho, el apóstol Pablo cita algunos de estos versículos en el contexto de la salvación en Cristo; es decir, Pablo se refiere a ellos como un ejemplo de justificación por la fe (ver Rom. 10:6-10). Entonces sí, después de estos versículos en Deuteronomio, se les dice a los hijos de Israel que elijan la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Si ellos, mediante la gracia y la fe, escogen la vida, la tendrán. Hoy no es diferente, ¿verdad?