“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma” (Deut. 4:29).

“ME BUSCARÉIS Y ME HALLARÉIS”

lunes 22 de noviembre, 2021

En toda la Biblia encontramos evidencias de la presciencia de Dios. Es decir, él sabe de antemano todo lo que sucederá; tanto el apogeo y la decadencia de los imperios mundiales (Dan. 7) como las acciones individuales apenas unas horas antes de que ocurran: “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mat. 26:34). El Señor conoce el fin desde el principio. Su previsión –incluso de nuestras decisiones– no condiciona la libertad de esas decisiones. Por lo tanto, el Señor sabía antes de introducir a los hijos de Israel en la tierra lo que harían al entrar allí.

Lee Deuteronomio 4:25 al 28. ¿Qué dijo el Señor que harían después de entrar en la Tierra Prometida?

En los versículos anteriores, el Señor les dice específicamente que no se hagan ídolos y que no los adoren (Deut. 4:15-20). Sin embargo, los siguientes versículos básicamente dicen que hacerse ídolos y adorarlos es exactamente lo que van a hacer, a pesar de todas las advertencias.

Observa que, en Deuteronomio 4:25, Moisés aclara que no sucederá de inmediato. Después de todo lo que acababan de experimentar, era probable que no cayeran en la idolatría instantáneamente. Sin embargo, con el tiempo, luego de una o dos generaciones, la tendencia a “olvidar” (Deut. 4:9) lo que el Señor había hecho por ellos, y lo que les había advertido, los llevaría a hacer exactamente lo que les advirtió.

Lee Deuteronomio 4:29 al 31. ¿Qué dice el Señor que hará por ellos en esta situación específica?

La gracia de Dios es asombrosa. Incluso después de caer en la terrible maldad de la idolatría, incluso después de haber recibido las debidas consecuencias de sus pecados, si se vuelven al Señor, él los perdonará y los restaurará. En resumen, si deciden arrepentirse libremente, él aceptará su arrepentimiento.

La palabra utilizada en Deuteronomio 4:30, que generalmente se tra- duce como “volver” o “regresar”, implica que ellos irán al lugar de partida, “regresarán al Señor” (NTV), adonde se suponía que debían haber estado todo el tiempo. La palabra hebrea teshuvá, de la misma raíz que “volver”, significa también “arrepentimiento”. Por lo tanto, en última instancia, todo arrepentimiento es un regreso a Dios después de haber estado separados de él por nuestros pecados.