“Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma” (Deut. 4:29).
TESHUVÁ
A lo largo del libro de Deuteronomio, aparece un tema clave: obedece al Señor, y serás bendecido; desobedece, y sufrirás las consecuencias. En el Nuevo Testamento, no es diferente. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gál. 6:7, 8).
Desgraciadamente, al menos después de la Caída, el pecado parece tan fácil y natural como respirar. Y, a pesar de todas las advertencias y las promesas (“Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos” [Deut. 30:11]), muchos del pueblo hicieron precisamente eso: cayeron en los pecados de los que Dios les había advertido.
E incluso así, Dios estaba dispuesto a recuperarlos si, al emplear su libre albedrío, se arrepentían y regresaban a él.
Lee nuevamente Deuteronomio 30:1 al 10. ¿Qué dice el Señor que hará por su pueblo, a pesar de todo el mal que hizo? No obstante, ¿cuál era la condición sobre la que descansaban estas maravillosas promesas?
La idea es sencilla y al punto: si te equivocas, habrá consecuencias terribles para ti y tu familia. Eso es lo que hace el pecado. Sin embargo, aún así puedes arrepentirte, y el Señor te recibirá de vuelta y te bendecirá.
Varias veces la misma palabra raíz hebrea detrás de teshuvá aparece en estos versículos. En Deuteronomio 30:2, el versículo dice: “y te convirtieres a Jehová tu Dios”; en Deuteronomio 30:8, aunque a menudo se traduce –correctamente– “volverás a obedecer al Señor” (NTV, NVI), también podría traducirse, “volverás, y oirás la voz de Jehová” (RVR1960). Al final, en Deuteronomio 30:10, donde dice: “cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma”, nuevamente la palabra “convirtieres” es, en realidad, “si volvieres”.
En otras palabras, a pesar de todo lo que les sucedió, a pesar de su absoluta violación y transgresión del Pacto, el Señor no había terminado con este pueblo, y si ellos no querían que él terminara con ellos, podían manifestar ese deseo mediante el arrepentimiento.
¿Cómo reflejan estos versículos cuán primordial es el verdadero arrepentimiento para nosotros como creyentes que, a veces, también violamos el pacto que hicimos con Dios?