“Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová” (Deut. 9:7).
ACERCA DE LOS TIEMPOS PASADOS
En Deuteronomio 4, hemos leído las maravillosas amonestaciones que el Señor le dio a su pueblo a través de Moisés sobre sus grandes privilegios como pueblo escogido por Dios. Los había redimido de Egipto “con pruebas, con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos” (Deut. 4:34). En otras palabras, Dios no solo hizo algo grandioso por ti, sino también lo hizo de una manera que debería ayudarte a recordar, y nunca olvidar, las grandes cosas que ha hecho por ti.
Lee Deuteronomio 4:32 al 39. ¿Qué cosas les pedía el Señor que recordaran, y por qué era tan importante hacerlo?
Moisés hace un repaso a través de la historia, llegando a la misma Creación. Allí preguntará al pueblo, retóricamente, si alguna vez hubo en la historia algo similar a todo lo que hizo Dios por ellos. De hecho, les insiste que pregunten; es decir, que estudien por su cuenta y vean si antes sucedió algo como lo que ellos vivieron. Mediante algunas preguntas, Moisés trató de hacerles entender por sí mismos lo que el Señor había hecho por ellos y, en definitiva, cuán agradecidos debían estar con él por los poderosos actos realizados en su vida.
Un hecho fundamental era la liberación de Egipto y luego, quizá de alguna manera aún más asombrosa, cuando les habló en el Sinaí, lo que les permitió escuchar “sus palabras de en medio del fuego”.
Lee Deuteronomio 4:40. ¿Qué conclusión quería Moisés que el pueblo extrajera de estas palabras sobre lo que Dios había hecho por él?
El Señor no hizo todas esas cosas sin ningún propósito. Él había redimido a su pueblo y cumplió su parte del pacto que estableció con él. Fueron liberados de Egipto, y estaban a punto de entrar en la Tierra Prometida. Dios hizo su parte; ahora se los llama a hacer la suya, que era, simplemente, obedecer.
¿Cómo representa este modelo el plan de salvación expresado en el Nuevo Testamento? ¿Qué hizo Jesús por nosotros y cómo responderemos a lo que hizo por nosotros? (Ver Apoc. 14:12.)