“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4).

¡HORRENDA COSA!

jueves 16 de diciembre, 2021

El libro de Hebreos –con toda su profundidad y sublimidad– era, en muchos sentidos, solo una larga exhortación a los judíos creyentes en Jesús. Y lo que les exhortaba a hacer es: ¡Permanezcan fieles al Señor!

Esta fidelidad, por supuesto, debe surgir de nuestro amor por Dios, por quién es él, y por su carácter y su bondad, expresados con su mayor fuerza en la Cruz de Cristo. Sin embargo, los seres humanos a veces necesitan que se les recuerde cuáles serán las terribles consecuencias de alejarse. Es decir, debemos recordar que, a fin de cuentas, si no aceptamos lo que Jesús ha hecho por nosotros al haber pagado el castigo por nuestros pecados, tendremos que pagarlo por nuestra cuenta, y eso implica “el lloro y el crujir de dientes” (Mat. 22:13) seguido de la destrucción eterna.

Lee Hebreos 10:28 al 31. ¿Qué quiere decir Pablo y cómo se aplica a nosotros también?

¡Qué interesante que Pablo cite Deuteronomio para exhortar a los creyentes judíos a permanecer fieles a Dios! Pablo cita Deuteronomio 17:6 en relación con el hecho de que alguien considerado digno de muerte enfrentaría esa muerte solo después de que al menos dos personas testificaran contra él.

Pero Pablo hizo esto para dejar en claro que, si la infidelidad podía llevar a la muerte bajo el Antiguo Pacto, “¿cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (Heb. 10:29). En otras palabras, ustedes tienen más luz y más verdad que ellos, y saben del sacrificio del Hijo de Dios por sus pecados; por lo tanto, si se apartan, su condenación será mayor que la de ellos.

Inmediatamente después, Pablo regresa a Deuteronomio, ahora a Deuteronomio 32:35, simplemente para reforzar su argumento. En vista de lo que habían recibido en Cristo y de que conocían la gran provisión hecha en favor de ellos, el Señor, quien dijo: “Mía es la venganza”, “ juzgará a su pueblo” por su apostasía e infidelidad. Al fin y al cabo, él había juzgado a los antepasados de ellos, que no tenían lo que tenían estos judíos del Nuevo Testamento, la revelación más completa del amor de Dios manifestada en la Cruz. Entonces, básicamente, Pablo estaba diciendo: Están advertidos.

“Jehová juzgará a su pueblo” (Deut. 32:36). ¿Cuál es nuestra única esperanza en ese juicio (ver Rom. 8:1)?