“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Heb. 10:36).
EN ESTOS POSTREROS DÍAS
Lee Hebreos 1:2; 9:26 al 28; 10:25 y 36 al 38; y 12:25 al 28. ¿Qué aspecto resalta Pablo aquí, especialmente con respecto al tiempo?
Hay un elemento muy importante, que el apóstol enfatiza, que le agrega urgencia a su exhortación: los lectores están viviendo en los "postreros días" (Heb. 1:2) y más promesas están a punto de cumplirse (Heb. 10:36-38). Es interesante, como veremos, que a lo largo del documento Pablo compara a su audiencia con aquella generación del desierto que se encontraba ante la frontera de Canaán, lista para entrar en la Tierra Prometida. Les recuerda: "Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará" (Heb. 10:37). Y luego los anima: "Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma" (Heb. 10:39). Con esta última exhortación les recordaba a ellos, y a nosotros, los peligros que históricamente ha experimentado el pueblo de Dios justo antes del cumplimiento de las promesas de Dios.
El libro de Números habla de esto mismo. El registro bíblico dice que dos veces, justo antes de entrar en la Tierra Prometida, Israel sufrió importantes derrotas. La primera vez -registrada en Números 13 y 14- nos habla de las dudas que varios dirigentes dispersaron entre la congregación e hicieron que le faltara fe a Israel. Como resultado, la congregación decidió nombrar un nuevo líder y regresar a Egipto, justo en el momento en que estaban a punto de entrar en Canaán.
La segunda vez, los israelitas se enredaron con la sensualidad y la adoración falsa en Baal Peor (Núm. 24; 25). Si bien Balaam no pudo invocar maldiciones sobre los israelitas, Satanás usó las tentaciones sexuales para llevar a Israel a la adoración falsa y al pecado, y para provocar el disgusto de Dios sobre ellos.
El apóstol advierte a los lectores de Hebreos acerca de ambos peligros. En primer lugar, los exhorta a que se aferren a la confesión de su fe y fijen sus ojos en Jesús (Heb. 4:14; 10:23; 12:1-4). En segundo lugar, los exhorta contra la inmoralidad y la codicia (Heb. 13:4-6). Finalmente, los exhorta a observar y obedecer a sus líderes (Heb. 13:7, 17).
Tomando en cuenta nuestra interpretación del estado de los muertos (que no bien cerramos los ojos al morir, lo siguiente que veremos es la Segunda Venida), ¿en qué sentido podemos decir que todas las personas han vivido en los "últimos días"?