“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Heb. 10:36).

AVANZAR JUNTOS

miércoles 29 de diciembre, 2021

¿Qué les aconsejó el apóstol a los lectores que hicieran en vista de su situación? ¿Qué podemos aprender de Hebreos para nuestro propio beneficio? Analicemos de qué manera Dios ayudó a Elías a recuperarse de su desánimo.

Lee I Reyes 19:5 al 18. ¿Qué hizo Dios para restaurar la fe de Elías, su siervo?

La historia de la interacción de Dios con Elías después del Carmelo es fascinante porque muestra el tierno cuidado y la sabiduría con la que Dios suple las necesidades de quienes están en peligro y que luchan por recuperar la fe. Dios hizo varias cosas por Elías. En primer lugar, se preocupó por sus necesidades físicas. Le proveyó comida y lo dejó descansar. Luego, en la cueva, amablemente lo reprendió: "¿Qué haces aquí, Elías?", y lo ayudó a entender más en profundidad cómo él obra y cumple sus propósitos. Dios no estaba en el viento, en el terremoto ni el fuego, sino en una voz suave y apacible. Entonces, Dios le dio a Elías una obra que hacer y lo tranquilizó.

Lee Hebreos 2:1; 3:12 al 14; 5:11 a 6:3; y 10:19 al 25. ¿Qué sugirió Pablo que deberían hacer los creyentes?

En todo Hebreos, podemos encontrar varias instrucciones que el apóstol les dio a los lectores para ayudarlos a recuperar su fuerza y su fe originales. El autor insiste en que atiendan las necesidades físicas de sus hermanos en la fe. Sugiere que debían practicar la hospitalidad y visitar a los presos, lo que implicaba atender sus necesidades. El apóstol exhorta a los lectores a ser generosos, recordando que Dios no los abandonará (Heb. 13:1-6). Pablo también los reprendió y los animó. Les advirtió que no "perd[ieran] el rumbo" (Heb. 2:1, NVI) y que no tuvieran "un corazón pecaminoso e incrédulo" (Heb. 3:12, NVI), y los animó a crecer en su conocimiento de la fe (Heb. 5:n-6:3). También señaló la importancia de la asistencia constante a las reuniones de la iglesia (Heb. 10:25). En resumen, sugirió que avanzaran juntos, que se animaran unos a otros y que se motivaran a tener amor y hacer buenas obras, pero también exaltó a Jesús y su ministerio en el Santuario celestial en favor de ellos (Heb. 8:1, 2; 12:1-4).