“Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Heb. 10:14).
¿POR QUÉ SE NECESITABAN SACRIFICIOS?
Hebreos 9:15 explica que la muerte de Jesús como sacrificio tenía el propósito de ofrecer “redención de las transgresiones que había durante el primer pacto”, a fin de que los elegidos de Dios “reciban la promesa de la herencia eterna” (RVR 1977).
En el antiguo Cercano Oriente, un pacto entre dos personas o naciones era un asunto serio. Implicaba un intercambio de promesas bajo juramento. Entrañaba la suposición de que los dioses castigarían a quienes rompieran el juramento. A menudo, estos pactos se ratificaban mediante el sacrificio de un animal.
Por ejemplo, cuando Dios hizo un pacto con Abraham, la ceremonia implicó cortar animales por la mitad (Gén. 15:6-21). Los participantes caminaban entre las partes como un reconocimiento de que esos animales representaban el destino de la parte que rompía el pacto. Es notable que solo Dios haya caminado entre los animales, con el propósito de comunicarle a Abraham que no rompería su promesa.
Compara Génesis 15:6 al 21 con Jeremías 34:8 al 22. ¿Qué enseñan estos pasajes sobre el Pacto?
El Pacto con Dios le daba a Israel acceso a la Tierra Prometida como herencia. Sin embargo, implicaba un conjunto de mandamientos y la aspersión de sangre sobre un altar. Esta aspersión implicaba el destino de la parte que rompía el Pacto. Por eso, Hebreos dice que “sin derramamiento de sangre no hay remisión [de pecados]” (Heb. 9:22, traducción literal).
Cuando Israel rompió el Pacto, Dios enfrentó un doloroso dilema. El Pacto exigía la muerte de los transgresores, pero Dios amaba a su pueblo. Si Dios simplemente miraba para otro lado o se negaba a castigar a los transgresores, sus mandamientos nunca serían aplicables y este mundo se hundiría en el caos.
No obstante, el Hijo de Dios se ofreció como Sustituto. Murió en nuestro lugar para que “reciba[mos] la promesa de la herencia eterna” (Heb. 9:15, 26; Rom. 3:21-26). Es decir, iba a defender la santidad de su Ley y, al mismo tiempo, salvar a los que quebrantaban esa Ley. Y pudo hacer esto solamente a través de la Cruz.
¿Por qué la Ley es fundamental en el mensaje evangélico?