“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios” (Heb. 9:24).

JESÚS ANTE EL PADRE

domingo 27 de febrero, 2022

Lee Hebreos 9:24. Según este pasaje, ¿cuál era el propósito de la ascensión de Jesús al cielo?

Dios instruyó a Israel para que los varones subieran tres veces al año a Jerusalén para “presentar[se ...] delante de Jehová el Señor” con una ofrenda. Los tiempos señalados eran la fiesta de la Pascua (panes sin levadura), la fiesta de las Semanas (Pentecostés) y la fiesta de los Tabernáculos (Éxo. 23:14-17; Deut. 16:16). La Pascua celebraba la liberación de la esclavitud en Egipto. Pentecostés celebraba la cosecha de la cebada y, en épocas del Nuevo Testamento, se lo relacionaba con la entrega de la Ley en el Sinaí. La fiesta de los Tabernáculos celebraba el cuidado de Dios respecto de Israel durante su estadía en el desierto.

Hebreos 9:24 describe la ascensión de Jesús a la presencia del Padre. Llegó al Santuario celestial, el “verdadero”, para “presentarse” ante Dios con un mejor sacrificio (Heb. 9:23, 24, NVI): su propia sangre.

Jesús cumplió las fiestas de peregrinación con asombrosa precisión. Murió el día de la preparación de la Pascua a la hora novena, el momento en que se sacrificaban los corderos pascuales (Juan 19:14; Mat. 27:45–50). Jesús resucitó al tercer día y ascendió al cielo para recibir la seguridad de que su sacrificio había sido aceptado (Juan 20:17; 1 Cor. 15:20), cuando el sacerdote debía mecer la gavilla de cebada madura como primicia (Lev. 23:10-12). Luego, ascendió cuarenta días después para sentarse a la diestra de Dios y establecer el Nuevo Pacto en el día de Pentecostés (Hech. 1; 2).

El propósito de la peregrinación del antiguo Israel era “ver la faz de Dios” (Sal. 42:2, BJ). Esto significaba experimentar el favor de Dios (Sal. 17:15). De igual modo, la expresión hebrea de “buscar el rostro de Dios” significaba pedir ayuda a Dios (2 Crón. 7:14; Sal. 27:8; 105:4). Este es el sentido, en Hebreos, de la ascensión de Jesús. Jesús ascendió a Dios con el sacrificio perfecto. Jesús ascendió al cielo también como nuestro Precursor ante la presencia de Dios (Heb. 6:19, 20). Él ha hecho realidad la promesa para los creyentes que viajan “en busca de una patria”, deseando “una patria mejor” y esperando “la ciudad [...] de la cual Dios es arquitecto y constructor” (Heb. 11:10, 13–16).

Una vez más, ¿por qué la realidad de Cristo –no solo su Cruz sino también su mediación ahora en el cielo– debe sustentar la seguridad de nuestra salvación?