“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia” (Heb. 12:28).

TENGAMOS GRATITUD

jueves 17 de marzo, 2022

Hebreos concluye esta parte señalando que la respuesta apropiada a Dios por todas las cosas maravillosas que ha hecho por nosotros es mostrarle gratitud ofreciéndole una clase adecuada de adoración.

Compara Hebreos 12:28 con 13:15 y 16. ¿Cómo le ofrecemos a Dios una adoración aceptable?

En el sistema del Antiguo Pacto, el sacrificio de animales era la forma en que el pueblo mostraba arrepentimiento y gratitud; pero estos sacrificios debían ser una demostración de lo que ocurría en el corazón del adorador. Dios dejó en claro en los Salmos, y mediante los profetas, que lo que realmente le agradaba no era la sangre de los animales, sino la gratitud, las obras justas y la rectitud de los adoradores (Sal. 50:7–23; Isa. 1:11–17).

Por ende, Pablo nos invita a adorar a Dios en el Santuario celestial ofreciendo sacrificios de alabanza, confesión, acción de gracias y buenas obras, que es la verdadera adoración que lo deleita. Ofrecemos estos sacrificios en la Tierra, pero son aceptados como agradables a Dios en el cielo. Esta exhortación abarca todos los llamados que el autor ha hecho a lo largo de la carta para la profesión del nombre de Jesús (Heb. 3:1; 4:14; 10:23) y sus exhortaciones a que sigamos haciendo buenas obras (Heb. 6:10-12; 13:1, 2, 16).

La invitación que Pablo le hace a la audiencia a “ador[ar] a Dios como a él le agrada” (Heb. 12:28 NVI) implica que los creyentes en verdad ahora son una nación sacerdotal que ha sido perfeccionada y santificada mediante el sacrificio de Jesús (Heb. 10:10–14, 19-23). Esto cumple el propósito original de Dios para Israel: el de ser una nación sacerdotal mediante la cual él pudiera anunciar las buenas nuevas de salvación al mundo (Éxo. 19:4-6; 1 Ped. 2:9, 10; Apoc. 1:6; 5:10).

Hebreos 13:1 al 6 describe en términos prácticos lo que significa hacer el bien y compartir lo que tenemos. Significa mostrar amor fraternal, así como Jesús mostró amor fraternal por nosotros (Heb. 2:11, 12). Significa ser hospitalario, visitar a los que están en la cárcel o han sido maltratados (Heb. 13:3), y rechazar el adulterio y la codicia.

¿Por qué es importante prestar atención a las buenas obras y compartir lo que tenemos como parte de nuestra adoración a Dios? Al mismo tiempo, ¿de qué maneras concretas nuestros sacrificios espirituales a Dios pueden corromperse (Isa. 1:11-17)?