“Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo” (Gén. 24:1).
DIOS PROVEERÁ
Lee Génesis 22:8, 14 y 18. ¿Cómo cumplió Dios su promesa de proveer? ¿Qué proveyó?
Cuando Isaac preguntó por el animal para el sacrificio, Abraham dio una respuesta intrigante: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto” (Gén. 22:8). Sin embargo, la forma verbal hebrea en realidad puede significar “Dios se proveerá a sí mismo como el cordero”. El verbo “proveer” (ir’é lo) se usa de una manera que puede significar “proveerse a sí mismo” (o literalmente, “verse a sí mismo”).
Por ende, lo que vemos aquí es la esencia del plan de salvación, ¡por el cual el Señor mismo sufre y paga personalmente el castigo por nuestros pecados!
Lee Juan 1:1 al 3; y Romanos 5:6 al 8. ¿Cómo nos ayudan estos versículos a comprender lo que sucedió en la Cruz, que se representa anticipadamente en este sacrificio del monte Moriah?
Allí, en el monte Moriah, mucho antes de la Cruz, el carnero del sacrificio “trabado en un zarzal por sus cuernos” (Gén. 22:13) apuntaba directamente a Jesús. Él es aquel que es “provisto” aquí; como Abraham explica más tarde, “en el monte de Jehová será provisto” (Gén. 22:14; o “será visto”, según JBS). El mismo Jesús había señalado esta expresión profética de Abraham, cuando dijo, haciéndose eco de la declaración de Abraham: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56).
“Fue para grabar en la mente de Abraham la realidad del evangelio, así como para probar su fe, que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía que sufrió durante los oscuros días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre” (PP 150).
Esto que sucedió, ¿cómo nos ayuda a comprender mejor lo que sucedió en la Cruz y lo que Dios sufrió por nosotros? ¿Cuál debería ser nuestra respuesta a lo que él hizo por nosotros?