“Y Esaú respondió: Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición. Y dijo: ¿No has guardado bendición para mí?” (Gén. 27:36).
LA ESCALERA DE JACOB
En cuanto Esaú se entera de que Jacob recibió la bendición de su padre, comprende que su hermano lo engañó y lo suplantó (Gén. 27:36), y quiere matarlo (Gén. 27:42). Rebeca está preocupada y quiere impedir este crimen, que sería fatal para ambos hijos (Gén. 27:45). Entonces, con el apoyo de Isaac (Gén. 28:5), insta a Jacob a que huya al lugar donde vivía la familia de ella (Gén. 27:43). En su camino al exilio, Jacob se encuentra con Dios mediante un sueño en un lugar que llamará Betel, “casa de Dios”, y allí hará un voto.
Lee Génesis 28:10 al 22. Compara con Génesis 11:1 al 9. ¿En qué se diferencia Betel de Babel? De la experiencia de Jacob en Betel en comparación con lo que sucedió en Babel, ¿qué lección podemos aprender acerca de nuestra relación con Dios?
En este sueño, Jacob ve una escalera extraordinaria que se conecta con Dios. El mismo verbo hebreo, natsav, se usa para referirse a la escalera que “estaba apoyada” en tierra (Gén. 28:12) y a Jehová, que “estaba en lo alto” (Gén. 28:13), relacionando la escalera con Jehová de forma directa.
La escalera se vincula con el intento de Babel de llegar al cielo. Como la torre de Babel, la escalera llega a la “puerta del cielo”. Pero, mientras que la torre de Babel representa el esfuerzo humano por subir para llegar a Dios, la escalera de Betel enfatiza que el acceso a Dios solo se puede lograr por intermedio de Dios que viene hasta nosotros, y no mediante el esfuerzo humano.
En cuanto a la “piedra” sobre la que Jacob puso la cabeza y tuvo el sueño, se convierte en el símbolo de bet-El, “casa de Dios” (Gén. 28:17; comparar con Gén. 28:22), que apunta al Templo, el Santuario, el centro de la actividad salvífica de Dios para la humanidad.
Sin embargo, Jacob no limita a lo espiritual y lo místico su expresión de adoración y su sensación de asombro por lo que le había sucedido. Es decir, quería responder en términos concretos y visibles. Por lo tanto, Jacob decide apartar “el diezmo” para Dios, no para obtener la bendición de Dios, sino como una respuesta de agradecimiento al regalo que Dios ya le dio. Aquí nuevamente vemos la idea del diezmo mucho antes del surgimiento de la nación de Israel.
Vuelve a leer Génesis 28:11. El “diezmo” se toma de “todo lo que me dieres” (Gén. 28:22). ¿Qué aspecto importante debemos extraer de lo que Jacob dice aquí sobre el diezmo y cuál es?