“Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada” (Isa. 53:10).
CÓMO SOBREVIVIR GRACIAS A LA ESPERANZA
“Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos” (2 Cor. 1:8, 9).
Como apóstol escogido por Dios, Pablo había soportado más que la mayoría de la gente. Sin embargo, Pablo no se doblegó, sino que creció en su alabanza a Dios. Lee su lista de dificultades en 2 Corintios 11:23 al 29. Ahora lee 2 Corintios 1:3 al 11.
En 2 Corintios 1:4, Pablo declara que la razón para recibir la compasión y el consuelo de Dios es “para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. ¿Hasta qué punto el sufrimiento podría ser un llamado al ministerio? ¿Cómo podríamos estar más alertas a esta posibilidad?
Por intermedio de nosotros, Dios quiere atender a quienes están heridos. Esto significa que primero puede permitirnos experimentar el mismo tipo de heridas para que podamos ofrecer aliento, compasión y el consuelo de Dios no desde la teoría, sino desde la experiencia. Este es un principio de la vida de Jesús (ver Heb. 4:15).
Las vívidas descripciones paulinas de sus dificultades no son para hacernos sentir lástima por él. Son para que sepamos que, aun cuando estamos en lo más hondo, el Padre todavía puede intervenir para brindarnos su compasión y consuelo. Podemos desesperarnos por nuestra vida, e incluso morir, pero no debemos temer, porque Dios nos está enseñando a depender de él. Podemos confiar en él, porque nuestro Dios “resucita a los muertos” (2 Cor. 1:9).
Mientras Pablo sigue poniendo su vista en la proclamación del evangelio, sabe que Dios también lo rescatará en el futuro. La capacidad de Pablo para mantenerse firme se basa en tres cosas, que menciona en 2 Corintios 1:10 y 11. Primeramente, el historial comprobado de Dios: “Nos libró, y nos libra [...] de tan gran muerte” (2 Cor. 1:10). En segundo lugar, la determinación de Pablo de fijar su atención en Dios: “En quien esperamos que aún nos librará” (2 Cor. 1:10). En tercer lugar, la intercesión continua de los santos: “Cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración” (2 Cor. 1:11).
¿Qué puedes aprender de Pablo que te ayude a no caer en la autocompasión en medio de tus luchas?