“Por eso me afano, luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí” (Col. 1:29, RVA 2000).
LA COOPERACIÓN DIVINO-HUMANA
¿Cuál es tu mayor realización en la vida? Sea lo que fuere, lo más probable es que no haya ocurrido simplemente al levantarte de la cama a la mañana. Si queremos lograr algo que valga la pena en esta vida, necesitamos tiempo y esfuerzo. Ser discípulos de Cristo no es diferente.
Lee Colosenses 1:28 y 29. Si bien Pablo habla de que Dios obraba en él, ¿de qué manera también muestra el esfuerzo humano? Ver también Deuteronomio 4:4; Lucas 13:24; 1 Corintios 9:25; Hebreos 12:4.
En Colosenses 1:29, hay una perspectiva muy interesante de la forma en que Pablo ve su relación con Dios en esta obra. Dice que él lucha, pero con el poder de Dios.
La palabra para “trabajo” significa “cansarse”, “trabajar hasta quedar exhausto”. Esta palabra se utilizaba específicamente para los atletas cuando entrenaban. La palabra “luchar”, que viene a continuación, en algunos idiomas puede significar “agonizar”. Por ende, tenemos la imagen verbal de un atleta que se esfuerza con todo para ganar. Pero luego Pablo agrega un giro a la idea, porque él no se está esforzando con todo lo que tiene, sino con todo lo que Dios le da. Por consiguiente, nos quedamos con esta sencilla conclusión sobre el ministerio de Pablo: era un ministerio que realizaba con gran esfuerzo y disciplina personal, pero lo hacía con el poder de Dios. Esta relación funciona exactamente de la misma manera con nosotros cuando procuramos desarrollar el carácter de Cristo.
Es importante recordar esto, porque vivimos en un mundo en el que cada vez queremos más, pero con menos esfuerzo. Esa idea también se ha infiltrado en el cristianismo. Algunos evangelistas cristianos prometen que, si simplemente crees, el Espíritu Santo descenderá sobre ti con asombroso poder sobrenatural y realizará grandes milagros. Pero esto puede ser una peligrosa verdad a medias, porque puede llevar a la conclusión de que ¡solo tenemos que esperar que el poder de Dios venga sobre nosotros mientras estamos cómodamente sentados!
¿Tienes alguna experiencia con el tipo de luchas de las que habla Pablo? ¿Qué cosas ha puesto Dios en tu corazón con las que estás luchando? ¿Cómo puedes aprender a rendirte a la voluntad de Dios?