“Mas el fruto del Espíritu es [...] paciencia” (Gál. 5:22).
AGUARDAR EN EL CRISOL
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 15:4, 5; 5:3-5; 1 Samuel 26; Salmo 37:1-11.
Los científicos hicieron un experimento con niños de cuatro años… y malvaviscos. Un científico le dijo a cada niño que podía comer un malvavisco. Ahora bien, si el niño esperaba hasta que el científico regresara de una diligencia, le daría dos. Algunos de los niños llevaron el malvavisco a la boca en cuanto el científico se fue; otros esperaron. Se registraron las diferencias.
A continuación, los científicos hicieron un seguimiento de estos niños hasta la adolescencia. Los que habían esperado resultaron tener mejor adaptación, ser mejores estudiantes y más seguros de sí mismos que los que no esperaron. Al parecer, la paciencia indicaba algo mayor, algo importante en el carácter humano. Por ende, no es de extrañar que el Señor nos aconseje que la cultivemos.
Esta semana veremos lo que podría estar detrás de algunos de los crisoles más difíciles de todos: el crisol de la espera.
Un vistazo a la semana: ¿Por qué a veces tenemos que esperar tanto tiempo? ¿Qué lecciones podemos aprender sobre la paciencia mientras estamos en el crisol?