“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:24).

SUMISIÓN PARA EL SERVICIO

domingo 11 de septiembre, 2022

Lee Filipenses 2:5 al 9. ¿Qué mensaje importante hay para nosotros en estos versículos?

La cultura contemporánea nos incita a todos a exigir y hacer valer nuestros derechos. Y todo esto es bueno y, muchas veces, debería ser así. Pero, como ocurrió con Jesús, la voluntad de Dios quizá requiera que renunciemos a nuestros derechos libremente para servir al Padre de modo que esto tenga un impacto eterno en el Reino de Dios. Ese proceso de renunciar a estos derechos puede ser difícil e incómodo, ya que crea las condiciones de un crisol.

Fíjate cómo actuó Jesús (Fil. 2:5-8). Estos versículos describen tres pasos que Jesús dio para someterse a la voluntad del Padre. Y, al principio, Pablo nos aconseja encarecidamente: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Fil. 2:5).

Para estar en condiciones de salvarnos, Jesús renunció a su igualdad con el Padre y se trasladó a la Tierra en la condición de un ser humano y sus limitaciones (Fil. 2:6, 7).

Jesús no vino como un ser humano extraordinario y glorioso, sino como siervo de otros seres humanos (Fil. 2:7).

Como siervo humano, Jesús no tuvo una vida larga y tranquila, sino que se hizo “obediente hasta la muerte”. Pero, ni siquiera murió de una manera noble y gloriosa. No, él fue “obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz” (Fil. 2:8; énfasis de edición).

¿En qué esferas de la vida este ejemplo de Jesús es un modelo para nosotros? Si los derechos y la igualdad son buenos y deberíamos protegerlos, ¿cómo explicarías la lógica de tener que renunciar a ellos en ocasiones? Ahora lee Filipenses 2:9. ¿En qué sentido este versículo nos ayuda a comprender la lógica de la sumisión a la voluntad del Padre?

Ora para que el Espíritu Santo te dé sabiduría: “¿A qué derechos me aferro en este mismo momento que en realidad podrían ser una barrera para someterme a la voluntad de Jesús y servir a mi familia, mi iglesia y los que me rodean? ¿Hasta qué punto estoy dispuesto a soportar la incomodidad para servir a los demás en forma más eficiente?”