“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto” (Juan 12:24).

DISPOSICIÓN A ESCUCHAR

martes 13 de septiembre, 2022

“Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye” (1 Sam. 3:10).

¿Alguna vez escuchaste esa voz suave y apacible del Espíritu Santo, pero la ignoraste? Por ende, todo salió mal y luego pensaste para tus adentros: Oh no, ¿por qué no escuché?

Primero de Samuel describe la historia de un anciano y sus dos hijos malvados que no escucharon a Dios, y de un niño que sí oyó. Aunque recibieron fuertes advertencias de parte de Dios, los que debían cambiar de conducta no lo hicieron.

Lee esta historia en 1 Samuel 2:12 a 3:18. ¿Qué contraste se evidencia aquí entre los que escuchan a Dios y los que no?

Los hijos de Elí tenían otras cosas en mente antes que las cosas de Dios. Y, si bien Elí habló con sus hijos después de escuchar lo que Dios quería, aparte de eso parece que no hizo nada más. Y sus hijos obviamente no estaban preparados para someter los detalles de su vida a la voluntad de Dios. ¡Qué contraste con el joven Samuel!

El predicador Charles Stanley describe cuán esencial es cultivar la disposición a escuchar la voz de Dios en lo que él llama “poner el cambio en punto muerto”. Dice: “El Espíritu Santo [...] no habla por el simple hecho de transmitir información. Habla para obtener una respuesta. Y sabe cuándo nuestra agenda acapara tanto nuestra atención que es una pérdida de tiempo sugerir algo que la contradiga. En esos casos, a menudo guarda silencio. Él espera hasta que pongamos el cambio en punto muerto para escuchar y finalmente obedecer” (The Wonderful Spirit-Filled Life, pp. 179, 180).

¿Qué crees que quiere decir Stanley con “poner el cambio en punto muerto”? Cuando piensas en tu disposición a escuchar a Dios, ¿qué cosas a menudo te impiden poner “el cambio en punto muerto para escuchar y finalmente obedecer”? ¿Qué necesitas hacer en tu vida para cultivar esa disposición a escuchar la voz de Dios y decidir ser obediente a sus indicaciones?